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:: TEXTO: FRANCISCO APAOLAZA :: FOTOGRAFÍA: V. OSELEDKO/AFP
Sociedad

Lavado en frío

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Con su bikinis, sus pareos y sus sonrisas, podrían ser dos turistas divertidas de alguna playa tórrida y con marcha de Ibiza refrescándose los pies en la orilla. No tienen pinta ellas de devotas, y la barba de él parece más de un 'dj' que de un sacerdote. Pero lo son. Por eso celebran la Epifanía recordando el bautismo de Jesús por San Juan en el Jordán, a la rusa.

Tal vez ellos hubieran preferido saltar al agua en agosto, pero la tradición manda que lo hagan el 19 de enero, 6 de enero para los que utilizan el calendario juliano (de Julio César). El gregoriano, que se usa en España -y oficialmente en Rusia-, decidió en 1582 comerse trece días de la historia.

Día más día menos, para ellos es 6 de enero, la fiesta de la Epifanía, una celebración que podría tener un origen previo a la de la Navidad. Para entenderse, el Nuevo Testamento define este fenómeno como la revelación de Jesús al mundo, una noticia cuya simbología tiene que ver, entre otros episodios, con la adoración de los Reyes Magos y el agua que derramó sobre Cristo San Juan. En aquellas, el Bautista dijo lo de «este es el cordero de Dios que quita el pecado del mundo». Desde entonces, los rusos lavan sus pecados en frío.

Estos vecinos de Sosnovka (al oeste del país) lo hacen a quince grados bajo cero (temperatura ambiente) y con el agua del río, Dios sabe a cuántos grados. Y no son cuatro locos. Ayer repitieron la ceremonia miles de paisanos. Los sacerdotes acuden a la orilla del río Kara Baltan y abren en el hielo grandes agujeros en los que se dan un agua los fieles ante las cámaras de la prensa internacional. Ellos aseguran que el baño helado purifica; y los médicos, que provoca vasoconstricción, tonifica los músculos, relaja la frecuencia cardíaca y que si uno le echa valor, ni duele. Les deja en la gloria.