Sociedad

La inacabable guerra de los 'Larsson'

La viuda del autor de la saga 'Millenium' asegura que quiere terminar el cuarto volumen pero «sin los derechos es imposible»

MADRID. Actualizado: Guardar
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Será larga. La guerra que Eva Gabrielsson, la 'viuda' de Stieg Larsson, mantiene con el padre y el hermano del autor de 'Millenium', su compañero durante más de tres décadas, no tiene visos de pronta solución. Lo reconoce la pareja de hecho del escritor sueco que triunfó después de morir y al que ella impulsó a escribir la saga de Lisbeth Salander y compañía, un fenómeno editorial multimillonario. Gabrielsson dice que lucha por su «dignidad» antes que por los enormes beneficios de la trilogía, 70 millones de euros según algunos cálculos. Niega haber recibido una «jugosa» oferta de la familia del escritor por firmar la paz sobre la gestión de los derechos. «No me han ofrecido ni un céntimo. Ni hemos hablado» asegura. «El padre y el hermano de Stieg me ha tratado de manera ofensiva» denuncia esta periodista sueca.

Estaba ayer en España para recoger el premio a los Valores Humanos que el Club Internacional de prensa otorgó a Larsson a título póstumo por su defensa de la igualdad entre sexos. Un premio que comparte con la periodista sudanesa Lubna Husaain, condenada a 40 latigazos y encarcelada en su país por vestir pantalones.

Gabrielsson no oculta el hartazgo que le causa hablar de la inacabable guerra con los Larsson. No elude las preguntas, pero no se mete en harina. «Todos los detalles estarán en el libro que preparo -con el título provisional de 'El tiempo después de su muerte'-, que acabará con las falsedades y especulaciones sobre nuestra relación y sobre los libros. El fenómeno editorial y el negocio han hecho un mito de Steig y que no se respete nada de nuestra vida en común», lamenta. «No he recibido oferta alguna para compartir derechos o beneficios por parte de la familia de Stieg que filtra lo que les interesa a través sus abogado» insiste sin ira. «Se ha dicho que me ofrecieron 20 millones de euros, cuando ni siquiera hemos hablado» se duele.

«Además de por la mitad de mi casa, lucho por mi dignidad, por el derecho a administrar la obra de Stieg y para que nadie sufra los abusos que padezco», dice Eva Gabrielsson, que lo deja todo en manos de unos letrados «que no avanzan en la negociación». Espera que, si hay solución, su caso permita cambiar una legislación sueca «tan perjudicial como desfasada que protege a la gente pasiva y castiga a la activa» y que los cambios «tengan efecto en toda Europa».

Ordenador

Admite Gabrielsson que se ofreció para terminar el cuarto volumen de la saga, del que su compañero dejó escritas doscientas páginas que duermen en el disco duro de un ordenador que está en el corazón del litigio. «Pero es imposible hacerlo sin los derechos», se resigna.

Unos derechos que, hoy por hoy, pertenecen al hermano y al padre de Larsson, «con el que no mantenía contacto alguno», y cuya recuperación «parece una utopía».

La contribución de Eva fue decisiva para a concepción y desarrollo de la trilogía. Por un momento pensó que una de las vías posibles de recuperar el control sobre ella era reclamar la coautoría. Pero sus abogados la disuadieron. «Sería un proceso interminable y muy costoso».

Gabrielsson dice desconocer la cifra de beneficios de la obra de su pareja durante 32 años. Habla de estimaciones que apuntan a que las novelas han generado al menos 30 millones de euros, «sin contar los derechos de las películas ni las ediciones de bolsillo». La trilogía ha vendido más de 22 millones de copias en 42 países. Se calcula que la fortuna generada por el escritor fallecido a causa de un infarto en noviembre de 2004 podría estar entre los 70 y los 80 millones de euros.

También dice haber oído el padre y el hermano valoran una oferta de Hollywood que daría lugar a nuevas adaptaciones fílmicas. Ella asegura no haber visto las dos primeras películas y no elogia, ni mucho menos, la tercera, que vio en un pase privado antes de su estreno. «No quise pagar por verla. Es difícil retratar a Lisbeth Salander. La película se podría haber hecho mejor. Está claro que no reflejan todo el libro» resume. «Me han pasado en DVD las dos primeras y las veré» dice con desgana.

Entiende Gabrielsson que la ficción es tanto una manera sencilla de contar la verdad como un instrumento eficaz en la defensa de los derechos humanos y de las mujeres. «Millenium enseña distintas formas de violencia. No lo hace como un tratado o una enciclopedia que enumera todas las formas de discriminación, pero permite que podamos entender lo que Steig quiso trasmitir sobre la violencia». La preocupación crucial de Larsson, creador de la organización 'No al racismo' y fue látigo de neofascistas y xenófobos. «El lector también se identifica con situaciones absurdas. Es un libro que mezcla algo trágico con sentido del humor», concluye.