Es noticia:
ABCABC de SevillaLa Voz de CádizCádiz
Artículos

Asomarse al exterior

MANUEL ALCÁNTARA
Actualizado:

Para llevar mejor la situación española, que ciertamente no es la mejor de las que podemos imaginar, hay que compararse. En nuestra nación, amasada por casi todos, incluso por algunos nacionalistas, las cosas van mal, pero todavía son peorables. Exigen austeridad y decoro, que son virtudes en desuso y que una gran cantidad de compatriotas no han usado nunca. ¿Hemos probado a vivir con menos? También puede ser moderadamente feliz quien lo ensaye. Menos tonterías con el dinerín que se tiene, pero que circula. Desdichadamente ese experimento está vedado a los que no tienen ninguno, ya que no se puede administrar con sensatez la carencia absoluta. Cuando leemos eso de que los jubilados españoles son los que corren mayor riesgo de pobreza, nos olvidamos de los miles de personas que no tienen jubilación. Conviene asomarse al exterior y si nuestra mirada alcanza suficientemente lejos comprobar que somos, en líneas generales, no siempre rectas, un país privilegiado.

Hay que viajar, aunque sólo sea en los atlas. El mundo es una catástrofe, no sólo en Haití, donde se ha establecido una sucursal del infierno, s pesar de lo que dijo Juan VIII de que «no es un lugar físico». ¿Cómo quejarse porque Bruselas nos imponga límites a las ayudas a las Cajas de Ahorros, cuando en otros sitios hay escasez de cajas para enterrar a los muertos? No pretendo insinuar que nuestros problemas sean menores, ya que su graduación depende de quienes los sufren, pero convendría compararlos con los que agobian a quienes saben que no hay solución para los suyos hasta que adopten la última de las posturas. No vivimos en el mejor de los mundos, entre otras cosas porque no hay mundos mejores, pero tampoco en el peor. Quejarse es de bellacos. Y quejarse a todas horas es de pelmazos.