Blesa sanea Caja Madrid antes de dar el relevo a Rato

Adiós Blesa, llega Rato. El todavía presidente de Caja Madrid presentó ayer unos resultados de la entidad que se limitan a una ganancia neta de 265 millones de euros, casi un 70% menos que en el ejercicio anterior, al haber optado por realizar una dotación voluntaria adicional de 484 millones, a la que se suman 172 millones del ajuste de unos activos que se han devaluado, las participaciones industriales en Iberia, SOS y otras empresas que no atraviesan su mejor momento. En opinión de Caja Madrid, el año 2010 será particularmente duro: la rebaja de tipos recortará ingresos, la morosidad no se detendrá, los fondos saldrán cada vez más caros. Blesa reconoció que le hubiera gustado abandonar la caja, después de trece años y medio de mandato, con una foto más brillante y admitió que no había intercambiado con el ex vicepresidente económico del Gobierno -que será refrendado para presidir Caja Madrid en la asamblea fijada para el 28 de enero- ninguna información 'privilegiada'.

El presidente saliente de Caja Madrid desveló que, en algún momento de la etapa final de su mandato, alimentó la idea de una fusión con La Caixa, pese a reconocer la inviabilidad de esa ensoñación. Con ironía, aseguró que una visión de ese tipo resultaría aún más difícil de llevar a cabo en estos momentos. Rato mantiene una estrecha relación con Isidro Fainé, el primer mandatario de la entidad catalana, absolutamente refractaria a las fusiones.

Blesa minimizó el impacto de la lucha política por desalojarle de la presidencia de la caja. Eludió comentar la actitud de dirigentes del PP que le negaron su apoyo, y por eso sonó especialmente dura su crítica a Gerardo Díaz Ferrán, presidente de CEOE, que adeuda 26,5 millones de euros a Caja Madrid y aportó como prenda títulos ya comprometidos en otras operaciones.