Una comisión de alumnos y docentes juzga si hubo 'chuleta'. :: E. C.
Sociedad

Vale chivar

La Universidad de Sevilla reconoce el derecho a copiar en los exámenes si el profesor no puede probar la trampa

SEVILLA. Actualizado: Guardar
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Todo el mundo es inocente mientras no se demuestre lo contrario. La máxima ha llegado a la Universidad de Sevilla y más le vale a su cuerpo docente aprender de Colombo si no quieren que sus alumnos les tomen por el pito del sereno. Resulta que el consejo de gobierno de la Hispalense ha aprobado su Normativa Reguladora de la Evaluación y Calificación de las Asignaturas, el último grito en derechos estudiantiles. Retira al profesor el poder de suspender a los alumnos 'cazados' con chuletas y exime a los pupilos de la obligación de ir a clase. La guasa sevillana vuelve a quedar fuera de dudas.

Al profesor, supuesta autoridad del aula, ya no le basta con ver con sus propios ojos la jugada del alumno. Tendrá que ser capaz de recabar pruebas suficientes que inculpen al 'copión'. Y nada de retirarle el examen y echarle de clase. El alumno tiene derecho a terminar la prueba y, a continuación, comenzaría un largo y pautado proceso. Ya se sabe que la Justicia es lenta. El profesor deberá elevar un informe -con el pertinente duplicado para el estudiante- a una comisión de docencia, la encargada de dictar sentencia. Adjunta a la descripción de los hechos, deberá constar la prueba del delito, es decir, la 'chuleta' o cualquier método análogo.

Claro que, en este punto surgen dudas, porque el clásico texto minúsculo adherido a la manga, al bolígrafo o al pupitre resulta jurásico en unos tiempos en los que algunos alumnos van a examinarse equipados con 'pinganillo' y todo un sistema de chivatazo por radiofrecuencia. No olvidemos que universidades como la Complutense han instalado inhibidores para neutralizar estos dispositivos. ¿Cómo demostrarán los docentes la infraestructura de ondas que tenía montada el chaval? Además, la propia normativa restringe la recogida de pruebas. Por ejemplo, los que utilicen el móvil para copiar dejarán al profesor sin armas, ya que el aparato contiene datos personales y no puede ser requisado.

En realidad es mucho más sencillo que el alumno se salga con la suya. Teniendo en cuenta que el profesor nunca puede retirar un examen, dos alumnos podrían hacer la prueba a medias, intercambiándosela continuamente, mientras el profesor observa impotente la jugada. Por cierto, la comisión que juzga el asunto está compuesta por tres profesores y tres estudiantes, así que el 'copión' tiene a tres 'colegas' de su parte en ese juicio final. Tendrá un mes de plazo para ganarse algún aliado entre los docentes. Además, podrá defenderse y, claro, terminar el examen con éxito, después de perder sus chuletas, y con el nivel de estrés que ello conlleva, podría ser una gran baza dadas las circunstancias. Tiene que ser un trago que te requisen el dispositivo por el que la Tienda del Espía cobra hasta 1.000 euros.

Pero la normativa no queda ahí. También exime al alumno de su obligación de asistir a clase y dice literalmente, que «no podrá ser penalizado» por hacer 'peyas', «aunque sí podrá ser premiado si toma la actitud contraria». Un chollo, vamos. El Ministerio de Educación no quiso valorar ayer el asunto, pero España vuelve a mostrarse desenvuelta dando mimos a sus estudiantes.