Esparragada popular
Actualizado:Con una semana de retraso respecto a las otras fiestas gastronómicas típicas de estas fechas, donde la gente hace cola hasta para coger un pestiño. ¡Tiene cojones la cosa! Regresó la popular Esparragada, algo que a pesar de sus intervalos es tradicional, que trae muy buenos recuerdos y que gusta mucho. Se comprobó en el recibimiento por parte de la grada puesta en pie. Como suele suceder con todos estos actos, se convirtió en un auténtico salvavidas para la entidad organizadora, pues si en el caso de las carnavaleras erizada, ostionada, etc... devuelven la vida a peñas que sobreviven de milagro gracias al mus y al dominó, la Esparragada salvó al presidente y al Cádiz en general de otra bronca de las de categoría por el nuevo empate conseguido ante un equipo que no hizo ni tiene nada de nada, y que por lo tanto, no dice nada bueno de lo que hicimos nosotros. También parece acertada la fecha para destituir al antiguo entrenador, al que se le agradece todo lo bueno que ha hecho, pero al que la falta de gracia le ha mandado para el cajón, en unos días en los que no tenerla es casi un delito si se vive en Cádiz. La Esparragada cuenta con tantos adeptos que hacía ya tiempo que se pedía su regreso para arreglar todos nuestros problemas, algo así como los defensores a muerte de la dieta de la alcachofa. El espárrago me parece muy saludable y me gusta en sus dos versiones, la blanca y fina o la verde correosa, pero siempre acompañada de algo más, pues por sí solo el espárrago no es buen primer plato. Si le echamos un par de huevos y unos poquitos de taquitos de jamón de pata negra -no hace falta que sean muchos, poquitos pero buenos-, tendremos un revuelto de los que quintan el hipo a cualquiera. O si a los huevos, como verán indispensables, Antonio Muñoz se vuelca más con su buen aceite, que lo tiene, haríamos una mahonesa que convertiría la Esparragada en una cosa fina, encima muy amarilla. Como verán, con huevos y un par de cositas más vale, pues de Espárrago tenemos ganas.