Sergio Canales celebra el gol del empate ante el Valladolid. :: EFE
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Canales, una joya a subasta

Los grandes equipos de Europa pugnan por el fichaje del joven racinguista

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Saldrán ahora los ventajistas que siempre asoman el hocico al calor de las certezas para dictar la sentencia recurrente. 'Ya te decía yo que ese chaval era un fenómeno'. Pero con la humildad a mano habría que reconocer que la ya indudable categoría futbolística de Sergio Canales (Santander, cumplirá diecinueve años en febrero) ha sorprendido al 99% del planeta futbolístico. Quizá sólo se salven de la ignorancia pretérita sobre sus cualidades los seleccionadores que le convocaron para los equipos inferiores de España, los rancinguistas irreductibles que buscan sangre fresca en La Albericia, Miguel Ángel Portugal, los directores deportivos de los clubes más lustrosos de Europa -obligación manda- y ese lince bien aconsejado que es Augusto César Lendoiro.

Al presidente del Deportivo -tipo bajito y ancho, con cara de Papá Noel bonachón, negociador implacable y acostumbrado a volver cuando otros no han emprendido el camino- le asesoraron bien hace cuatro años. Para consentir el trasvase desde la playa de Riazor hasta la de El Sardinero de Munitis, hijo pródigo de la causa cántabra, el dirigente con nombre de emperador exigió la mitad del pastizal que el Racing llegara a cobrar en su día por el traspaso de la nueva joya verdiblanca.

Lendoiro se frota ahora las manos contemplando como la España futbolística y continental están dispuestas a entablar luchas encarnizadas para reclutar al bautizado como el 'Julen Guerrero' de los tiempos actuales. Hasta en el rostro de quien acaba de superar la adolescencia se dan más que un aire el portugalujo de entonces y el santanderino de ahora. Seguro que Canales firmaría ya los dos primeros tercios de la carrera que encumbró al icono rojiblanco. Mientras, deberá pensar cómo eludir la decadencia insólita que sufrió el león de San Mamés, un jugadorazo al que casi de pronto se le vieron con crudeza los síntomas de una descomposición prematura. Y lo hará todo lejos del Cantábrico. El Racing no es el Athletic, que consumido por la estrechez del mercado, premia a su paisanaje con sueldos difíciles de recibir en entidades sin puertas al campo.

España y la 'Premier'

Dicen que el Real Madrid cobra ventaja para fichar al hábil, astuto, certero, zurdo y técnico centrocampista de vocación ofensiva que ha irrumpido de pronto con la sensación de quedarse para siempre tras sus dos mayúsculas obras de arte en el Sánchez Pizjuán. Y, cómo no, al club blanco se unen Barcelona, Atlético, Sevilla y los emblemas del fútbol inglés, cuya Liga compite con la española para proclamarse la más atractiva de Europa. Hablan del Chelsea y del Arsenal y ambos cuadran a la hora de participar en la subasta.

El primero porque acuña el lema 'será por dinero'; y el segundo vive de contratar sin fronteras que limiten jóvenes de proyección infinita para meterlos en el microondas y sacarlos hechos a edades sorprendentemente tempranas para lo que se estila en el fútbol. El entrenador francés Arsène Wenger es doctor en la materia y su tesis doctoral podría titularse 'Cesc Fábregas, de recibir la paga a lucir en el firmamento'. El técnico negoció con el entonces representante del organizador catalán, el vitoriano Joseba Díaz, para arrebatárselo al Barça con dieciséis años y colocarlo sólo una campaña después a los mandos del club con un cañón por escudo.

Canales parecece bien amueblado y es su padre, Ángel, quien negocia el porvenir a corto y medio plazo del hijo. Agradecido al club que viene formando al chaval desde los diez añitos, trata con el presidente del Racing una extensión de contrato por cuatro temporadas y una cláusula de rescisión blanda, diez millones de euros. El precio que pretende abonar el Madrid para mantenerlo un año en El Sardinero y afiliarlo luego al proyecto merengue. Un caso que recuerda al del argentino Garay, eje central de la zaga tras la grave lesión de Pepe.

Sergio sólo lleva catorce partidos en Primera, repartidos entre la campaña anterior y ésta. Debutó con el equipo de su tierra el 18 de septiembre de 2008, cuando el cuadro cántatabro se impuso (1-0) al Honka en la Copa de la UEFA. Su bautismo liguero llegó diecisiete días más tarde contra el Osasuna. Avisó de su potencial sin corsés con dos tantos en el campo del Espanyol (0-4) el pasado día de la Constitución, dejó luego en el Bernabéu el aroma de los perfumes caros y reventó la Liga en Sevilla, con dos goles sólo al alcance de los grandes en letras de molde.

Mezcla de cirujano y orfebre

Sus dos regalos en el Pizjuán, mezcla de cirujano y orfebre, se han colado como bombazos sutiles en los hogares de todo el mundo por la redifusión de las televisiones. En ambos desmuestra un talento táctico para acompañar el contragolpe y burlar el fuera de juego casi al límite, con vistas a cobrar la máxima ventaja. Con el primero regala una técnica depurada, una vaselina de cuchara que soprepasa por alto al meta y cae rápidamente dentro del marco. Con el segundo bombea una sagre fría sólo al alcance de los elegidos. Regatear al portero pertenece al territorio de la lógica, quebrar más tarde al defensa en vez de apresurarse a marcar es una delicia para los sentidos. Y ambos se los coló a Palop, quien abandonó la alargada sombra de Cañizares en Mestalla para forjarse un hueco en la historia del sevillismo a base de demostrar que no es, precisamente, un piernas.

Sabios consejos

En plena pugna por el futuro del joven jugador no faltan las voces que alertan sobre la importancia de elegir destino. Uno de los que se ha pronunciado es Johan Cruyff, quien advierte de los riesgos que encierran los fichajes de chicos tan jóvenes como Canales en equipos de la talla del Real Madrid. «Mi consejo siempre es el mismo: quédate como mínimo hasta los 21, y si puede ser, hasta los 23», explica el holandés. «A los 18 años has de aprender tanto como persona y como futbolista. Si desembarcas en un grande demasiado pronto tu equipaje es tan corto que las mochilas más pesadas de los que te rodean te dejan absolutamente atrás. Puedes acabar fundiéndote», añade. El holandés recuerda que la formación es fundamental e insiste: «Ya sé que se le puede fichar y dejarle cedido; es la opción menos agresiva, pero también tiene riesgos».