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Chatea con los deberes

Beckham ayuda a su hijo Brooklyn a hacer las tareas del colegio por videoconferencia desde Milán. También habla con Victoria «diez o quince veces al día»

YOLANDA VEIGA
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Ahora que papá está lejos, seguro que mamá relaja un poco el control sobre los deberes y las notas, se las prometía ufano Brooklyn. El mayor de los hijos del clan Beckham va a cumplir en unas semanas 11 años y está a las puertas de esa edad complicada donde las tareas del colegio son simplemente un fastidio. Siempre que puede, Victoria le echa una mano con los libros, pero ahora que está sola a cargo de los tres retoños no da abasto. David Beckham sigue en el exilio milanés, donde juega cedido, y no regresará a Los Ángeles por lo menos hasta el verano. Así que le toca a ella ejercer de superwoman en el hogar familiar. Y su caso es, si cabe, más complicado porque, además de madre y señora de la casa, ella es una estrella y se debe a los 'photocall'. El otro día estaba a punto de dar por finalizada la jornada, 'peleándose' con cenas y baños, pero Brooklyn se había hecho un lío con la tarea. «Así que le dije a David que estaba muy agobiada con las cosas de los niños y las labores de la casa y senté a Brooklyn frente al ordenador. Hizo los deberes con su padre utilizando el Skype y estuvieron veinte minutos». Tiempo de oro para la ex Spice pija, que pudo acabar de dar la cena a sus otros dos pequeños, Romeo, de 8 años, y Cruz, que va a hacer 5. Estos, de moment, no tienen problemas con los deberes y cuando los tengan, como seguro que saben manejar la webcam mejor que mamá, no tienen más que poner una videoconferencia con Milán. ¡Bendita tecnología! Porque no sólo los niños chatean con papá. Ella se pasa medio día enganchada al aparato solucionando asuntos domésticos a distancia, que llevar una casa sola con tanto niño... «Hablamos 10 ó 15 veces al día», reconoce Victoria, que echa de menos horrores a su flamante marido. Ya no aguantaba más y hace unos días se plantó en Milán, con poco tiempo pero con la visa bien pertrechada. Además de reencontrarse con su marido y discutir sobre asuntos de los niños, todavía le dio tiempo a hacer una compras: un reloj, unos cuantos pares de zapatos, unas gafas de sol para camuflarse de vuelta al aeropuerto... 350.000 euros. No es que sea un dineral para el futbolista, pero como todas las visitas le salgan tan caras como ésta va a tener que sudar bien la camiseta.