Glamour, I+D y familia en Ferrari
El ovetense, que lucirá en su nuevo casco dos ases y las banderas de España y Asturias, ha salido contento de su primera concentración El equipo de Alonso combina la sofisticación con un trato cercano y personal
MADONNA DI CAMPIGLIO.Actualizado:Philip Morris ha invertido dos millones de euros en seis días de atenciones al staff de Ferrari, su tropa de empleados, sus pilotos, invitados y medios de comunicación por dedicar las horas a esquiar, comer y estrechar lazos. La casa madre de Marlboro, que ha sufragado la pretemporada de la escudería italiana en Madonna di Campiglio, aún tiene margen para la recaudación y el equilibrio de las cuentas. A través de la venta a clientes particulares del paquete Wrooom, que incluye cenas con los pilotos, participación en todas las actividades y barra libre en la estación de esquí, los aficionados más pudientes se han podido dar el gusto de convivir con Fernando Alonso, Massa o Fisichella. Es el espíritu Ferrari: una divisa que combina glamour, I+D y el trato familiar.
Las autoridades locales de Madonna di Campiglio pretenden inaugurar una campaña de actuación en España aprovechando el efecto Alonso. Prestan sus instalaciones a Ferrari cada año y quieren extraer beneficios por el canal de la publicidad. La estación tiene su grupo de comunicación, cuyo jefe de Prensa ha impulsado un torrente de información hacia España: entre otras cosas, 35 pistas, 60 kilómetros para el deporte de la nieve, 300 monitores, escuelas de esquí... Igualmente, el gobierno regional de Trento aprovechó para mostrar a los enviados españoles las bondades de la tierra.
El hechizo de Ferrari sobrepasa los límites de los mitómanos. Alcanza de lleno a la economía. Por compartir platos de pasta y descensos con antorchas, los clientes del Wrooom pagan una buena suma, sin confirmar por parte de Ferrari, pero que algunas fuentes elevan por encima de los 10.000 euros por persona y semana.
Ferrari vive del marketing y el merchandising más que de las ventas de coches. Está aceptado en el mundillo del motor que la legendaria escudería obtiene más beneficios por el negocio de las camisetas, las gorras, las colonias, etc, que por la facturación de sus coches de calle. Lo dijo Alonso con ojo clínico: «En la fábrica de Maranello, los trabajadores hablan entre sí en vez de pasarse un correo electrónico cuando tienes al otro a tres metros».
Un Alonso que ya sabe lo que lucirá en su casco. El año pasado finalmente se decantó por los naipes. Gran amante de las cartas y de los juegos de magia, se tatuó un as de trébol y otro de corazón. Quiere lograr el póquer (cuatro títulos). Este año sigue en las mismas. Su nuevo casco recogerá su ideario habitual. Insiste con las cartas (lucirá dos ases) y añade sus tradicionales colores de calado sentimental. El rojo y gualda de la bandera española ocupará un amplio espacio en su cabeza y estará presente el azul asturiano de su tierra natal. Un código de barras, por Marlboro, y el rojo Santander completan el cuadro.