La venganza se sirve en plato frío
El Cádiz B salió pasado de revoluciones y terminó pagando caro sus errores, además de verse perjudicado por un mal arbitraje El ex cadista Ñoño consigue el tanto que da la victoria al Sevilla C en su visita a El Rosal
PUERTO REAL. Actualizado: GuardarEn su segunda aventura lejos de su casa, Antonio Manuel Asencio Rodríguez está consiguiendo abrirse camino en el complicado mundo del fútbol. A sus 22 años aún no ha conseguido nada, pero al menos se ha convertido en uno de los pilares básicos de su equipo, el Sevilla C, lo que le ha valido para hacer también sus pinitos en el primer filial hispalense que milita en Segunda B.
Lleva tres goles en los 17 partidos que ha disputado (15 de ellos como titular) pero, sin duda, el que mejor sabor le ha dejado es el que consiguió en la mañana de ayer. Una de las principales razones es que valió su peso en oro, pues daba los tres puntos que permiten a los de Ramón Tejada continuar una semana más en la cuarta posición de la tabla. Pero ayer se le notaba feliz al isleño. Con su actuación demostraba a aquellos que en su día no le dieron la suficiente confianza que estaban equivocados. El ex cadista, que ya el año pasado dejó ver su valía con los 19 tantos que marcó en el Chiclana, fue uno de los más destacados de su equipo.
Un Sevilla C que poco tuvo que esforzarse para alcanzar su propósito. Le bastó con mantener el orden y la cabeza fría y esperar a que su contrincante se desesperara. Y poco tardó en hacerlo el Cádiz B, que pareció saltar al maltrecho césped del campo principal de El Rosal pasado de revoluciones.
Apenas habían transcurrido diez minutos de partido y ya se había colocado con dos amarillas. Eso condicionó bastante al colegiado, Núñez García, que no obstante se pasó de tarjetero o, al menos, no supo nivelar la balanza entre los dos conjuntos. Ocho cartulinas a los de Ángel Oliva -con expulsión de Germán incluída- por una solo para los de Tejada (a Melo y, encima, por simular un penalti). Entretanto se empeñó el trencilla onubense en castigar cualquier protesta, como la de Fran Mejías, o en ver faltas donde el juez de línea (y todo el mundo) indicaba saque de banda, lo que le costó una amonestación a Rubén Díaz al poco de saltar al terreno de juego.
Punto de experiencia
Pero tampoco se puede decir que el filial cadista perdió por culpa del árbitro. Lo cierto es que en un partido igualado, físico y no excesivamente vistoso para el espectador, lo que desniveló la balanza fueron los pequeños detalles.
Mientras en los locales se echó en falta la experiencia de hombres como Bienve, del que se esperaba más después de una buena semana de entrenamiento con el primer equipo, Germán, expulsado por su imprudencia o Caballero, que tardó mucho en aparecer, en los visitantes brillaba su orden táctico, su criterio con el balón y la habilidad de futbolistas como Luis Alberto, el propio Ñoño o Guerra.
Tuvieron sus opciones, no obstante, los de Oliva, sobre todo en un buen último cuarto de hora de la primera parte. Amarilla la tuvo dos veces en su testa. Pero ayer a los de casa les faltó eso, jugar más con la cabeza. Tal vez les pesó el dato de que en 2010 sólo llevaban sumados dos de nueve puntos. Desde ayer, ya son dos de 12.