SOMOS DOSCIENTOS MIL

EL RÍO GUADALETE

Nuestras autoridades nunca se lo han tomado en serio aunque demuestre que puede hacer daño

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Debo aprovechar este tercer domingo de enero, el primero desde hace más de un mes en el que la previsión meteorológica no anuncia precipitaciones en la ciudad -discúlpenme si estuviera lloviendo, pero entiendan que la columna la redacté ayer sábado-, para hablar sobre el río Guadalete.

Además, es urgente hacerlo ahora, aprovechando que ese respiro ha posibilitado que el nivel del río comience a descender, aliviando las muchas familias que habitan en sus riberas, cuyas viviendas y demás enseres han resultado seriamente dañados por las diversas crecidas del río.

Y quiero aprovechar la ocasión, pues es hora de denunciar que el citado río es un cauce de agua al que nuestras Autoridades jamás se han tomado en serio. Uno comprende que el Guadalete más que un río, a veces, ni siquiera llega a ser riachuelo. No tiene el caudal del Ebro.

No posee la longitud del Tajo y, ni tan siquiera es navegable como lo es buena parte del Guadalquivir. Pero, al fin y al cabo, es el río que nos ha tocado tener entre nosotros y, está demostrado que cuando se cabrea y las lluvias lo acompañan, puede hacer mucho daño.

No sé cuántas veces he oído hablar sobre los diversos proyectos del azud de la pedanía de El Portal, que supuestamente evitaría las inundaciones que provoca el rio.

Amén de ello, al menos que recuerde directamente, ya en 1998 nuestras autoridades se inventaron algo llamado 'Plan de Saneamiento Integral de la Cuenca del Guadalete' del que, doce años después, nada se sabe.

En 2007, la alcaldesa anunció a bombo y platillo un proyecto denominado: 'Reencuentro con el río', que imagino que, a estas alturas, ni siquiera se ha encontrado a sí mismo.

Incluso a finales de julio de 2008, la Alcaldesa y su sequito marcharon a Zaragoza, donde en aquellas fechas se celebraba Expo Zaragoza, dedicada al agua como elemento imprescindible para la vida.

En aquel viaje, Pilar Sánchez inauguró la exposición 'De la tradición a la modernidad', basada en el proyecto de recuperación medioambiental del río Guadalete, asegurando en el discurso inaugural que el Ayuntamiento trabajaba codo con codo con la Consejería de Medio Ambiente en el proyecto de recuperación del río.

Supongo que, de tanto trabajar codo con codo, pues acabarían por darse codazos y, en uno de ellos, el proyecto igual cayó de la mesa directamente a la papelera.

Incluso en octubre pasado, ante los medios de comunicación de nuevo la regidora renovó el que denominó proyecto estrella de los socialistas para la legislatura, consistente en recuperar el río Guadalete.

Aseguró Doña Pilar que los trabajos comenzarían a inicios de 2010, para recuperar la ribera del río como espacio de convivencia y esparcimiento.

Y, mientras que la Junta de Andalucía ya habría comenzado su parte, que incluiría las depuradoras y caminos rurales, el Ayuntamiento se encargaría del Centro de Interpretación Escénico y los espacios de recreo a la orilla, entre los que se incluirían un pantalán, merenderos, servicios, zona de pesca deportiva y no sé cuantas lindezas más.

Aunque este importante proyecto debería concluir el próximo año 2011, es decir, antes de que acabe la actual legislatura, que yo sepa, hasta la fecha nadie está construyendo nada en la ribera del rio.

Así que visto lo visto, forzosamente debo concluir con una de dos: o bien es que en efecto nuestras Autoridades nunca se han tomado al rio en serio, o bien es que, aprovechando sus últimas crecidas, han decidido apartar tanto proyecto estrella y tanta recuperación de las narices y, sentimentales que son ellos, quieren hacer realidad ese viejo sueño de los jerezanos de que Jerez cuente con playa propia.

Lo que dicho sea de paso implica no sólo no tomar al río en serio sino, lo que es más grave, que ni siquiera nos tomen en serio a los propios ciudadanos.