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«El Ayuntamiento de Jerez sólo ha sido el primero, ahora llegarán los ERE en los demás»
Manuel Pimentel. Ex ministro de Trabajo y empresarioEl cordobés dejó claro durante su visita a la ciudad que la mejor fórmula para salir de la actual crisis es crear tejido empresarial
Actualizado: GuardarManuel Pimentel habla con pasión de su nueva profesión, y con su ejemplo anima a otros a tener un negocio propio. Así lo ha hecho esta semana en Jerez, donde se ha mostrado generoso con los que ahora asumen la tarea política que él decidió abandonar para centrarse en los libros, a los que se dedica en la doble faceta de escritor y editor en Almuzara; y en el mundo del vino, como presidente del Consejo Regulador del Montilla-Moriles.
-¿Cuál es la fórmula del ex ministro de Trabajo para salir de la actual crisis y recuperar el mercado laboral? ¿La clave está en seguir sus pasos y crear un negocio?
-El momento es ahora muy complicado, pero yo tengo confianza en que haya una sabiduría general en España y en Andalucía y hagamos algo. Es muy importante llevarle a la gente el mensaje de que nadie nos va a sacar las castañas del fuego, cada uno debe hacerlo por sí mismo. Por eso hay que incorporar los valores de sacrificio, de esfuerzo y de empresa.
-¿Todo el mundo puede convertirse en empresario?
-Mi tesis es que no podemos ver el mundo de la empresa con sensación de ajenidad, como si hubiera un gran muro que nos separara. Hay que aplicar una idea de democracia, pensar que el empresario es parte necesaria de la sociedad, que hace falta, y ojalá muchas más personas optaran por esta vía. Si hay un recurso realmente escaso en Andalucía es el de vocaciones empresariales.
-¿Conoce las malas cifras de Jerez con casi 29.000 parados y la sangría constante de autónomos y pequeñas empresas? ¿Se debe aplicar aquí la misma solución?
-En Jerez la única solución es también que haya vocación de crear empresas. Tenemos que tener una cosa clara: nadie va a venir a invertir porque ya no somos competitivos ni atractivos. Somos únicamente nosotros los que podemos sacar adelante todo. Ni siquiera se puede confiar en papá Estado, y por si hay dudas ahí está la situación por la que atraviesa el Ayuntamiento de Jerez.
-A ese respecto, ¿qué le parece que una administración pública como el Consistorio jerezano haya optado por presentar un Expediente de Regulación de Empleo?
-Sólo ha sido el primero. Esto es sólo una avanzadilla de lo que viene. Seguro que se habrán hecho cosas mal en este Ayuntamiento, pero esto va a pasar ahora en muchos cientos de ayuntamientos españoles más. Por eso tampoco podemos esperar una respuesta del Estado. ¿Y qué es lo que ha pasado? Pues que hemos cometido pecados de euforia y hemos pensado que alguien vendría a salvarnos. Primero iban a ser las inversiones extranjeras, luego el 'boom' de la construcción, después las finanzas públicas. Pero se ha acabado todo ya, y está en nuestras manos salir adelante.
-¿Y será posible?
-Podemos, por supuesto. Yo en eso tengo lo contrario a un complejo de inferioridad. Creo que los andaluces tenemos más talento que nadie. ¿Qué es lo que nos falta? Las vocaciones empresariales, dar el paso y hacerlo. Eso no se improvisa, y desgraciadamente va a tardar porque aún hay muchos tabúes sociales y porque hacer empresa a veces es una cuestión generacional. Pero lo importante es el primer paso.
-Además, ya le hemos escuchado en alguna ocasión lanzar advertencias a los que han pensado que lo más seguro ahora es opositar.
-Sobre este tema hay que hacer un aviso a navegantes. Ahora mismo nuestra sabiduría familiar lo que nos dice es «niño, déjate de historias y colócate». Todos lo hemos escuchado alguna vez en casa. Y encima está el ejemplo de aquel al que le ha ido mal con el negocio y cuyos pasos no se deben seguir. Pero, y lo voy a decir en términos evangélicos, en las oposiciones muchos serán los llamados y pocos los elegidos. El Estado no va a crear plazas en los próximos años. Por eso, quien vaya a opositar que sepa que se enfrenta a un camino muy minoritario.
-Pero es casi la principal opción a la que todos recurren...
-Por eso lanzo el aviso. Yo veo los números y lo dejo claro. Si tienes una vocación y te gusta mucho sigue adelante, pero no hay plazas. Además, muchos actúan al disparate y opositan a lo primero que sale buscando una seguridad que no van a lograr hasta que pasen muchos años. Ojalá en vez de por esa salida muchos apostaran por tener la experiencia de una empresa.
-Usted fue ministro de Trabajo, y sabe lo que es negociar con empresarios y sindicatos. Ahora, en estos tiempos de crisis, ¿se hace necesaria una reforma laboral?
-Sin duda es necesaria y se pueden hacer cosas muy bonitas sin ningún trauma. Lo primero es que yo no haría ninguna reforma laboral que supusiera quitarle derechos a los trabajadores que ya los tienen. Así se acaba el dramatismo y nadie sufre. A partir de ahí lo que hay que pensar es si tienen sentido cuestiones como los contratos temporales: hay que crear un contrato indefinido que sea más o menos europeo. Los sindicatos y los empresarios deben llegar a acuerdos, y como soy un convencido del diálogo social espero que entre todos lo consigan. Estamos necesitados de buenas noticias, y no ver esperpentos como esa reunión de los presidentes autonómicos en la que actuaron como actuaron. Hace falta hacer algo, y no esta inercia que a mí me tiene preocupado.
-¿Usted no ve ha visto aún los brotes verdes?
-No los veo todavía. Aunque este año, y como Europa ya está tirando, por pura inercia va a empezar a mejorar la cosa. Eso sí, en 2010 el desempleo aún va a empeorar un poco más. Además, con un riesgo muy grave, porque como ya he dicho el 'tsunami' que ya hemos pasado las empresas el pasado año va a llegar ahora a las administraciones. Es un momento muy delicado. Si hacemos las cosas bien podemos a final de año notar algo, pero como las hagamos mal hasta 2011 no iniciaremos la recuperación. Y esto puede ser muy doloroso, sobre todo en Andalucía, donde hay tantos desempleados y tantos empresarios arruinados.
-En el caso de Jerez, y aprovechando su conocimiento del sector del vino como presidente en Montilla-Moriles, ¿cree realmente que la ciudad nunca se ha recuperado de la caída de las bodegas?
-El vino no tiene ninguna culpa aunque ya no esté en su apogeo, porque a veces los pecados son de omisión y no de acción. El problema es que además de éste no ha habido otros sectores en la ciudad. El jerez es muy importante, y no sólo económica, sino también culturalmente y a nivel de imagen. Debe ser un eje estratégico en la ciudad, que no se entendería sin sus vinos. Y eso lo digo conociendo bien los problemas de la Denominación. No se puede responsabilizar al mundo del vino de la actual situación, porque pese a que es cierto que las bodegas han tenido una crisis yo me pregunto, ¿dónde estaban y quiénes eran los demás?
-¿Tienen las bodegas de Montilla los mismos problemas que las de aquí?
-El momento es duro para todos, pero quizás es algo distinto. Nosotros dependemos menos de los mercados exteriores y más del mercado doméstico, que estaba más fuerte. Además, en Córdoba está pasando una cosa muy interesante, y es que la gente joven está volviendo a tomar vino, a las tabernas, es algo que hemos trabajado mucho. Pese a todo, no se puede obviar que son vinos generosos con problemas similares.
-¿Cómo han logrado que la gente joven se vuelva a enamorar de estos caldos?
-Hemos procurado darle un toque joven a las campañas, hemos hecho muchas catas en la Universidad y hemos tratado de buscar un discurso para ellos. Córdoba también tiene una gran ventaja añadida porque es una ciudad con mucho embrujo, con tabernas centenarias que son un privilegio. Es curioso, porque cuando estudié agrónomos allí salíamos en las tabernas, y luego llegó la etapa de los pubs y las discotecas. Pero ahora de nuevo se está volviendo a las tabernas, las mismas a las que yo iba.
-¿Volvería usted alguna vez a la política?
-No, nunca. Le tengo mucho respeto a la política, y a las personas que hacen política, pero no volvería primero porque he tomado otro camino de vida que me da mucho placer, el del mundo del libro, y segundo porque yo ya no aportaría mucho.
-¿Y qué opina de la clase política actual? ¿Le transmiten confianza nuestros representantes?
-A título individual creo que los hay buenos, como malos y regulares. Hay gente muy competente en política, gente a la que admiro. Pero como conjunto existe una mala dinámica política, sobre todo porque en un momento de devastación económica y de dolor social los hemos sentido muy lejanos, jugando un partido que no era el nuestro. Creo que nunca como ahora se han sentido los ciudadanos tan desamparados.
-¿Fue un 'rara avis' en su trayectoria política? Lo digo porque lo de las dimisiones no está a la orden del día, y menos por conciencia.
-No soy distinto a los compañeros, ni tiene mayor mérito la cuestión. Si crees que debes irte lo haces, te vas a casa y escribes libros. Y te tomas tu copita de Montilla (risas).
-¿Cómo le va con su empresa, Almuzara? ¿Es lo más gratificante que ha hecho hasta ahora?
-A mí me gusta mucho la figura del caminante, para el que es más importante el camino de cada día y no la meta. Además, soy epicúreo, trabajo pero me gusta disfrutar de mi jornada. He disfrutado mucho antes, de la política y de todo, pero ahora toca algo distinto, aunque a veces sea duro. Sí, estoy disfrutando mucho.
-Como ingeniero agrónomo también es un buen conocedor del campo. ¿No le parece trágica la crisis de la agricultura?
-Es algo completamente anómalo, porque los bajos precios que están soportando no se deben a una cuestión de oferta y demanda, ya que la producción mundial de alimentos está bajando y los 'stocks' desapareciendo, pero los precios siguen bajo mínimos. Tan mal está la cosa que la gente está dejando de cultivar. ¿Qué va a pasar? Mi pronóstico, y lo tengo muy meditado y hasta estoy escribiendo un artículo sobre ello, es que va a tener lugar una venganza del campo. Llegará en seis meses o en años, pero habrá una subida de precios agrarios brutal, se están dando todos los síntomas para que ocurra. En estos momentos en que hay escasez de alimentos las grandes cadenas siguen apretando y apretando. Por eso, la única forma de que se rompa esta dinámica opresora de las redes comerciales y que suban los precios es que haya escasez de productos. Y esto es algo realmente brutal.