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A su paso por Jerez, la zona más erosionada, el río presenta su peor cara. :: JAVIER FERNÁNDEZ
Ciudadanos

¿Qué le pasa al Guadalete?

Durante décadas fue el río más contaminado de Andalucía, pero hoy por hoy sólo se habla del Guadalete cuando se desborda. Este es su diagnóstico actual

DANIEL PÉREZ | dperez@lavozdigital.es
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En 1963 los helicópteros de la base de Rota tuvieron que rescatar a más de 40 personas, cercadas por el agua, de algunas de las mismas barriadas rurales de Jerez que esta Navidad coparon la información meteorológica nacional. En 1966, la tragedia volvió a repetirse, aunque entonces no fue necesaria la intervención del ejército. El 14 de diciembre de 1996, el Guadalete se desbordó tras cuatro días de intensas lluvias y las imágenes de los vecinos de Las Pachecas desalojando como podían el fango de sus casas anegadas devolvió el problema a la agenda política. Durante unas semanas, claro. Después, con la misma naturalidad con la que la riada retornaba a su cauce, el asunto fue perdiendo prioridad. Hasta convertirse, de nuevo, en un asunto menor que sólo preocupa a los afectados, a las administraciones directamente implicadas y a un puñado de biólogos y conservacionistas, cada vez más hartos de predicar en el desierto los males endémicos que azotan al río. Con el Guadalete, advierte el ecologista Agustín García Lázaro, pasa como con los truenos y Santa Bárbara: «Dentro de dos meses nadie hablará de él».

¿Cómo es posible que en 2009 se reproduzca una situación que se documentó, por primera vez, en 1917? ¿Es que no se ha hecho nada en el cauce desde 1963? ¿Qué pasa con esa vieja y recurrente etiqueta que calificaba el río como el más contaminado de Andalucía y el segundo de España? Y, sobre todo, ¿en qué ha quedado ese ambicioso Plan de Saneamiento Integral de la Cuenca aprobado en el Parlamento andaluz en 1988? ¿Cuánto se ha hecho y cuánto queda por hacer?

Incluso los más críticos con la situación del río coinciden con los técnicos de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía en que a lo largo de la última década se ha iniciado un lento proceso de recuperación que ya ha dado algunos frutos, aunque sean insuficientes y matizables. Para evaluar sus resultados lo mejor es radiografiar el curso completo, tramo a tramo, desde Grazalema hasta El Puerto.

Cuenca alta

Durante la época del 'Aquí vale todo', muy cerca del nacimiento del río, se acometieron unas peculiares obras 'de encauzamiento' que han convertido el que debiera ser un paraje emblemático del recorrido en un canal de rocas y hormigón. La Fiscalía, a instancias de una denuncia de Ecologistas en Acción, abrió diligencias y admitió a trámite la causa, aunque todavía está pendiente de una sentencia en firme.

Es posible que el vertido de aguas fecales, desechos de graveras e incluso sustancias químicas utilizadas en el sector de la Marroquinería hicieran del Guadalete de los años 80 uno de los ríos más contaminados de España, pero también es cierto que, hoy por hoy, todos los pueblos situados en el tramo que media desde Algodonales a Arcos (a excepción de Bornos) ya cuenta con sus propias depuradoras. La inversión total, que supera los 200 millones de euros, ha permitido que las últimas nueve localidades que no contaban con estas instalaciones en 2006 hayan corregido el problema. «No podemos colocar el Guadalete a la cabeza de los ríos contaminados españoles, ni siquiera andaluces, cuando hay otros que sufren, por ejemplo, vertidos industriales», explica Luis Vidal, jefe de servicio de la Calidad de las Aguas y Vertidos de la Delegación de Medio Ambiente. «Eso es un mito. Sabíamos que la situación mejoraría mucho con la instalación de depuradoras a lo largo de todo el curso, y así lo indican los últimos informes con que contamos».

En el capítulo de actuaciones futuras, se encuentra en fase de redacción el proyecto de Restauración Hidrológico Forestal del Embalse de Zahara-El Gastor. Donde sí se encuentran prácticamente finalizadas las obras para la integración del río en el núcleo urbano y la adecuación de riberas es en Arcos. La inversión de 6,3 millones de euros ha permitido la limpieza del terreno, la creación de un sendero paralelo al cauce y la puesta en uso de varias zonas de ocio.

El informe 'Diagnóstico de Impactos Ambientales en el río Guadalete', elaborado en 2009 por Ecologistas en Acción después de un intenso y minucioso trabajo de campo, no deja lugar a dudas: el término municipal de Jerez es el que acumula un mayor número de puntos negros de todo el recorrido. Aunque se ha minimizado, en cierta forma, la concentración de contaminantes orgánicos procedentes de la polución asociada a las aguas residuales de los núcleos urbanos, el gran problema de la construcción indiscriminada en zonas inundables y la proliferación de graveras convierten este tramo en la gran asignatura pendiente de las administraciones.

Es la zona más sucia, más erosionada, más deforestada y con más viviendas a pie de cauce, o «directamente construidas sobre viejas lagunas sin drenaje natural», como apunta José María Sánchez, jefe del departamento de deslindes y director de obras de algunos de los proyectos del Plan de Recuperación del Guadalete. Es decir, la que acumula más papeletas para que, periódicamente, sus vecinos se lleven un susto.

La limpieza del río («controlada, porque no podemos olvidar que es un sistema natural») y la reforestación, podrían ayudar mínimamente a paliar sus consecuencias, pero no dejan de ser condicionantes «secundarios» a la hora de frenar las inundaciones, sobre todo frente a una realidad tan dura, obvia e incontestable como la que explica el ecologista José Trujillo, y con la que están de acuerdo los técnicos de la Junta: «Si uno construye en zonas que sabemos que están situadas en el cauce natural del río, lo lógico es que, cada cierto tiempo, cuando llueve más de lo normal, las viviendas se aneguen». Contra eso no hay muros de contención ni azudes móviles que valgan, a no ser que «se quiera alterar aún más el propio curso del río para solventar problemas actuales, pero que podrían ocasionar otros aún peores en el futuro».