MÁS 'CORNÁS' DA LA ESTEBAN

Será que la modestia nunca ha sido la principal virtud de Jesulín de Ubrique. Él milita en la corriente filosófica de Juan Belmonte, cuando bramaba aquello de: «¡Más jamón, que pa'eso soy un fenómeno!».

«Es que si no te lo crees tú mismo, ¿a quién vas a convencer?», razona el de Ubrique. Satisfecho de su carrera, de la fortuna obtenida gracias a los toros, de las muchas piezas cobradas en exóticas cacerías (su finca, llena de animales disecados, es un auténtico museo de los horrores para cualquier ecologista) y encantado, en fin, de conocerse, Jesulín se enfrenta a su nueva vuelta a los ruedos con la moral muy alta, pero también con varias vértebras maltrechas que podrían mermar sus facultades a la hora de pisar el albero.

Este no será el único escollo que le depara el destino a Jesús Janeiro. Su mujer, María José Campanario, tendrá que enfrentarse dentro de unos meses a la Justicia, como acusada de la famosa Operación Karlos.

El fiscal pide para Campanario cuatro años de prisión por presuntos delitos de estafa y cooperación en falsedad, dentro de una trama que promovía la obtención fraudulenta de pensiones por incapacidad laboral o por situación de invalidez.

Su madre, Remedios Torres, para la que María José, presuntamente, habría solicitado una pensión, también figura entre los acusados, lo que provocó que la mujer de Jesulín de Ubrique potragonizara los informativos de muchos medios.

Nada nuevo, en todo caso, para Jesulín, hombre bregado en mil contiendas y acostumbrado a la polémica, a vivir permanentemente en el ojo del huracán y a soportar con impasibilidad digna de don Tancredo las embestidas que le dedica desde hace diez años Belén, su ex novia y la madre de su hija mayor.

Y es que por mal que le vaya, siempre podrá consolarse pensando que más 'cornás' da la Esteban.