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Arriba y abajo
Actualizado: GuardarA la izquierda de la foto está He Pingping, de 21 años, nacido y criado en la región autónoma china de Mongolia Interior. Le gusta el póquer, fuma más de lo prudente y trabaja en el restaurante que regentan sus dos hermanas. A la derecha tenemos al turco Sultan Kösen, de 27 años, un amante de los juegos de ordenador que sueña con echarse una novia cariñosa y casarse algún día. Si la naturaleza no se hubiese dedicado a jugar con ellos, ése vendría a ser su perfil completo, las dos o tres cosas que solemos utilizar para resumir toscamente a una persona. ¿Datos físicos? Bueno, la estatura media de los dos jóvenes que aparecen en la imagen es de un metro y sesenta centímetros, poco más o menos.
Pero salta a la vista que hay algo más. Según los responsables del Guinness, He es el hombre más bajo del mundo, con poco más de 74 centímetros -los hay más pequeños, pero están postrados en una cama y el libro de los récords no los tiene en cuenta-, mientras que los 2,46 metros de Sultan le convierten en el mayor gigante vivo. Ayer se conocieron en Estambul, dentro de un evento comercial de Guinness, y pudieron componer estampas curiosas, como la del hombrecillo sentado en un zapato del hombretón, o aferrado a un dedo índice que ni siquiera llega a abarcar, o -como en la foto- mirando hacia arriba igual que quien contempla una torre fabulosa que se pierde entre las nubes.
En ambos casos, su tamaño se debe a una enfermedad: la osteogénesis imperfecta está detrás de la pequeñez de He, mientras que un tumor que presionaba la pituitaria disparó el crecimiento de Sultan. Los dos se muestran encantados con los viajes, las fotos, las atenciones, todas esas cosas buenas que el récord les ha deparado, pero, al imaginar lo complicadas que han sido sus vidas, uno no puede evitar preguntarse si no preferirían medir realmente uno sesenta.