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Simios: nuestros primos hermanos
Compartimos casi la totalidad del material genético con ellos ¿Por qué no disfrutan de un trato más ético?
Actualizado: GuardarQuién se esconde en el fondo de los ojos de un gorila? ¿Qué pretende decirnos la cara amable de un orangután? Quien más quien menos se ha hecho esas preguntas tras pasar unos minutos frente a las jaulas de un zoo o junto a la pista de un circo.
Sin haber estudiado Biología ni saber más sobre primates que lo que nos cuentan los documentales, la mayoría tenemos el pálpito de que los grandes simios son algo más que monos. «Son nuestros primos hermanos, verdaderos compañeros evolutivos. Con el chimpancé compartimos el 99,6% del material genético», apunta Pedro Pozas Terrado, director ejecutivo del Proyecto Gran Simio en España. «Desde 1997 sabemos que formamos parte de la misma familia».
Esa evidencia ha llevado a científicos de todo el mundo a solicitar a los gobiernos el reconocimiento de una parte de los derechos fundamentales de los que hoy sólo gozamos los seres humanos: el derecho a la vida, a la libertad y a no ser maltratados ni física ni psicológicamente.
Al mismo tiempo, resulta evidente que los simios, empleados como bufones y payasos, o condenados de por vida a combatir nuestra curiosidad o nuestro tedio, se merecen algo mejor. Pozas señala que, en España, al menos unos 280 grandes simios (gorilas, chimpancés y orangutanes) permanecen en zoos y centros privados de primates, expuestos a la curiosidad pública y privados de sus derechos básicos. «Como decía Jordi Sabater Pí, el descubridor de 'Copito de Nieve', llegará un día en que nos arrepentiremos de cómo tratamos a estos seres, como hoy nos avergonzamos de lo que hicimos a los esclavos».
En una entrevista con este reportero, el ya fallecido Sabater Pí reconoció que «la Humanidad es el cáncer de la Biosfera. Apenas quedan 300 gorilas de montaña y 94.000 de la especie a la que pertenecía 'Copito'. ¿Sabe qué aprendí de ellos? Humildad. Nosotros somos prepotentes; los hombres lo destruimos todo y a este paso acabaremos con la vida en la Tierra».
No hay que irse demasiado lejos para documentar que el trato que damos hoy a los simios es similar, por ejemplo, al que otorgábamos a los indígenas hace apenas un siglo. Pozas apunta que el estanque del Retiro madrileño fue construido para albergar a una familia de bosquimanos (una rareza antropológica) y que ese mismo recinto acogió a una «familia de esquimales, con las pieles encima, que acabaron enfermando y muriendo a los pocos años».
«Hoy en España matar a un chimpancé o a un elefante no es delito. En este país hay una laguna legal en materia de protección de animales. Todo avance en esa materia no prospera por los toros y por la mafia que los controla», protesta el responsable del Proyecto Gran Simio en España.
«Cataluña y Andalucía han dado los primeros pasos en el respeto a los animales, pero sólo son pinceladas. No hay ninguna ley modélica en España sobre sus derechos. Deben ser los ciudadanos quienes las demanden. ¿La solución? Que nadie vaya a los zoológicos que tengan animales en malas condiciones. Que no haya ningún niño que acuda a un delfinario o a un circo donde actúen animales y que todos sepan de una vez que se comportan así porque han sido privados de comida o castigados para que obedezcan», anima Pozas.