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La España aterida
En Nestares, una población cántabra con 1.200 vecinos, el termómetro bajó el domingo hasta los 18 grados bajo cero. Sus habitantes, habituados, se lo toman con espíritu deportivo: «Buena ropa, buen calzado... y se acabó»
Actualizado: GuardarNestares prepara la inauguración de un impresionante jardín botánico que se extiende a lo largo de dos hectáreas y que ha supuesto una inversión de 600.000 euros. En cualquier otra parte, las heladas de estos días habrían dado al traste con el proyecto. En Nestares, no. «Todas son especies autóctonas», se ufana Bernardo Ruiz González (49 años), el alcalde de este enclave con 1.200 vecinos, pegado a Reinosa, que el pasado domingo batió todos los registros nacionales al detener el termómetro en los 18 grados bajo cero. Ya se sabe que es preferible prevenir que lamentar. Y con el frío, más.
Nestares es también un ejemplo diáfano de los tiempos que vivimos. Si en Molina de Aragón (Guadalajara, récord absoluto con -28,2º en 1952) la estación automática de la Agencia Estatal de Meteorología se encuentra en las afueras de las piscinas, en la villa cántabra los ingenios medidores ocupan una casetita junto a la zona de prácticas del campo municipal de golf de 18 hoyos, que ha permitido duplicar la población en poco más de diez años.
Un lunes por la tarde Nestares es un pueblo apacible y tranquilo habitado mayormente por señoras de edad. Como Mercedes Rodríguez Santiago (78), cuarta generación de la centenaria 'Cantina Merche', uno de esos antiguos colmados rurales donde se aprovisionaban de todo las gentes de bien. Ayer, con la helada, Mercedes hizo caja. El frío y la nieve desbarataron el mercadillo en la plaza y pusieron las cosas en su sitio. «A este comercio nosotros le llamamos la tienda de los olvidos», dice a todo correr Mercedes para no perder a unos clientes. «El domingo hizo frío, sí; pero el año 71 llegamos a los 22 bajo cero, la mayor helada que conocemos», dice la tendera.
En Nestares, los vecinos describían ayer sus paisajes cotidianos con una sinceridad terrible. Pilar Longo (78 años) hablaba de los carámbanos que colonizan su escalera con un castellano antiguo y preciso: «Esos hielos es puro frío. Ya somos mayores y estamos ateridos. No sé si pereceremos de esta hecha, de esta invernada».
El alcalde 'Nardi' Ruiz, más joven, asegura que el temporal no les pilla «de susto porque en frío, aquí somos expertos». De las gentes de Nestares dice que vienen a ser como el tiempo, «un poco fríos al principio, pero en cuanto cogemos confianza somos más acogedores». Como dice su vecina Pilar Obesso (77), «estamos a 850 metros y eso se nota. Pero todo tiene remedio, buenas ropa, buen calzado... y se acabó».