MUNDO

LA SANTA OMERTÁ

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El que esté libre de pecado que tire la primera piedra. Entre la multitud, congregada para lapidar a la mujer, se reveló un único hombre justo, que procedió a la lapidación. Es como una moraleja en la que las sociedades integristas acaban por manifestarse las más depravadas. En las que los ciudadanos transitamos libres por nuestros pecados, debemos cuidarnos menos. El ministro principal de Irlanda del Norte se aparta del cargo mientras se resuelve la crisis fundamental de confianza derivada de las relaciones adúlteras de su mujer con un casi adolescente, y su 'beau geste' de ponerle una cafetería desde el concejo con dinero ajeno. Mrs. Robinson sería el exponente de una sociedad timorata, fanática y sectaria, a la que conocemos por defender 'a muerte' sus ideas religiosas y políticas. La madura y cínica evangelista considera que la homosexualidad es una abominación y que Hillary Clinton nunca debió perdonar las infidelidades de su marido. Que Peter Robinson se retire al rincón no finaliza el combate, anuncia una forma de ganar tiempo ante la peor crisis desde que católicos y unionistas suscribieran los Acuerdos de Viernes Santo. Y cuando todavía no está claro que el ministro principal ignorara el tráfico de influencias de su solícita esposa.

El romance destapa sobre todo una forma de proceder. El silencio sucedió a la revelación de Gerry Adams de que su padre abusó de sus hijos, sin que el líder de Sinn Féin aclarara por qué decidió ocultar el delito, ni aún cuando supo que su hermano Liam abusaba de su propia hija. Los obispos ocultaron las prácticas pedófilas de sus sacerdotes con la complicidad del Gobierno. Política, religión y dinero van unidos en esta 'santa omertá', que ahora desea salvar el proceso de paz, cuya estabilidad iba ligada al 'valor Robinson', sin reparar en gastos. Peter debía convencer al ala dura de su partido de la necesidad de transferir la política de Seguridad y Justicia para que Sinn Féin depusiera anímicamente las armas, frente a un equilibrio de gobierno cada vez más tembloso.

Los escándalos eran conocidos por el Ejecutivo que, sin embargo, hizo la vista gorda. Para mi admirado colega Sharock, destacado en Ulster, «estábamos en un escenario de pesadilla», del que se puede intentar salir con esta prórroga. Cosa distinta sería la exigencia de un código deontológico que salvara la integridad del proceso. «No busques ningún amigo en esta feria. No busques, tampoco, ningún abrigo seguro. Con alma firme acoge tu dolor, y no pienses procurarte remedio, que no encontrarás. En el infortunio, sonríe. No pidas a nadie que te sonría. Perderías el tiempo». (Khayyam, poeta místico persa del siglo XI).