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Opinion

Encontrando al poeta perdido

JESÚS SOTO DE PAULA
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La poesía es esa forma de expresión que uno gusta encontrar para gustar perderse. Y perderse en ella y por ella, con todos sus enjambres y recovecos de mentiras y verdades. De hecho, la poesía en la que uno no siente perder sus sentidos, aunque sea por leves instantes, no merece ser poesía, no merece ser encontrada. Claro que, no es poesía todo lo que los poetas dicen, nadie tiene ni tuvo ese atributo; tan sólo lo es aquello que nos hace sentir más allá de la belleza bien ejecutada. Alguna vez dije que los poetas son grandes mentirosos que esconden verdades, pues no cesan de mentirnos para, muy en el fondo, descubrirnos una verdad pura. Eso sí, embellecer a la verdad hasta transmutarla en mentira no es tarea fácil, más aún logrando casi convencernos de ese juego de burla y arte.

Al gran Federico García Lorca no lo encuentran, su misterio, pues, irá más allá. Cierto es que se pierde un aire romántico al descubrirnos que nunca estuvo enterrado en Alfacar, donde se dice que lo fusilaron. El poeta de Granada es hoy, más que nunca, esa poesía perdida que no desea ser encontrada entre tierra, sangre y olivos secos. Hoy, Federico, se especula más que nunca sobre tus huesos; hoy eres más juego y burla que nunca, como esos buenos banderilleros que burlan los pitones de la muerte con el juego de su faja valiente. Hoy, Federico, pareces burlarte de ese gobierno que desea mercadear con tus huesos moribundos, con la ironía de un destino injusto con tu vida y cobarde con tu muerte. Ojalá sigas perdido entre esos montes y olivos para seguir encontrándote en el misterio de tu poesía, poesía misteriosa que por trágica y fatal se hizo inmortal.