El consuelo de Nicolas y Silvio
Actualizado:Cuando los políticos forman corrillos en las cumbres internacionales, Zapatero debe vencer la barrera ideológica si no quiere tropezar con la barrera lingüística. Dos conservadores, Nicolas Sarkozy y Silvio Berlusconi, también sufren con el inglés, aunque su falta de pudor les ayude a lanzarse a la piscina sin miedo, a costa de destrozar la sintaxis y la pronunciación anglosajonas. En el caso del dirigente francés, al menos cuenta con la agradable ayuda de su esposa, Carla Bruni, que a sus evidentes galas une un perfecto dominio del inglés. Mayor empeño por pulir su destreza lingüística demuestra la canciller alemana, Angela Merkel. Criada al otro lado del telón de acero, su segundo idioma es el ruso, aunque ya ha conseguido alcanzar un aceptable nivel de inglés. Nada que ver, en todo caso, con el sueco Fredrik Reinfeldt o el finlandés Matti Vanhanen, políglotas consumados y dignos ejemplos del gran sistema educativo escandinavo. Gordon Brown y Barack Obama, en cambio, sólo saben hablar su idioma. No necesitan más.