En busca del técnico
Actualizado:El Cádiz sigue teniendo en su banquillo una asignatura pendiente, pese a algún que otro logro reciente que se nos ha llegado a vender como hito incontestable y es que hay que tener mucho morro para concederle un premio al club por su ascenso a Segunda A cuando era su obligación. Hace bastante tiempo que no se encuentra o no se sabe cómo dar con un hombre digno de encabezar un proyecto que reúna dos requisitos básicos: asentar al equipo en la categoría de plata y tener una cantera que sirva para perfilar una plantilla de futuro que además le suponga un necesario alivio a la parcela económica. En las últimas campañas, se han contratado por norma técnicos para cubrir el expediente y pare usted de contar. Desde lamentables experimentos del calibre de Oli a ejercicios de absurda cabezonería por descender con Julián Rubio, pasando por el compadreo del presidente Baldasano con su amigo García Remón. También hubo apuestas forzadas por darle a alguien un puesto que le venía excesivamente grande, caso de Raúl Procopio, y el bochorno que nos ofrecieron algunos protagonistas de la época más nefasta en la reciente historia de la entidad; lista que encabezan tipos como Ismael Díaz, Pepe Escalante y José Enrique Díaz.
Hay que reconocer que, de tanto intentarlo, también sonó la flauta alguna vez con currantes como Carlos Orúe y Jose González aunque por una u otra razón la apuesta nunca pudiera verse alargada en el tiempo. En el caso más reciente que nos preocupa, nadie de los que deciden pudo percartarse de que lo que servía para una categoría no iba a ser apto en otra superior y así les ha lucido el pelo a los benefactores del segundo y triste curso de Javier Gracia. Hoy en día, a los que ya presumimos de canas nos cuesta reconocer en éste a un club por el que han pasado gente del calibre de Víctor Espárrago, David Vidal y Héctor Veira.