El internacional inglés Sol Campell abandonó el club y le exige más de un millón de euros. EFE
LA PRÓRROGA

El Portsmouth contempla sus ruinas

El misterioso dueño saudí del club de la Premier no lo ha visitado y paga tarde a su plantilla

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En el principio de la temporada, uno de los futbolistas más destacados del Porstmouth, el defensa internacional Sol Campbell, dejó el club y se marchó al Notts County (el equipo de 'Munto Finance'), que está en la división 2 de ahora -Premier, Campeonato, 1 y 2-; o sea, la cuarta de toda la vida.

En el County unos misteriosos inversores habían contratado al ex seleccionador Sven Goran Eriksson como director deportivo. Campbell jugó un partido y se marchó. Ha presentado una demanda por más de un millón de euros al Porstmouth por primas no pagadas. Todo esto es lo más ordinario que le ha ocurrido al club esta temporada.

Cuando Campbell se marchó, el 'Pompey' estaba ya en manos de Suleiman Al Fahim, que había merodeado en torno a la compra árabe del Manchester City y aterrizó en el puerto del sur de Inglaterra como el jeque necesario para competir con los oligarcas que se apoderan de la Premier.

Pero Fahim, antes de reencarnar como productor en Hollywood de una película en la que quiere actuar, demostró ser un tipo singular: era un jeque sin un duro.

Compró el club al franco-ruso Alexander 'Sacha' Gaydamak, que perdió supuestamente 35 millones de euros comprando un equipo nuevo para ganar la Copa de la FA. Fahim se hizo con las acciones en agosto, pero, además de presidir sobre una desbandada de futbolistas, no hizo nada.

Prometía la inminente llegada de fondos detenidos en complejos trámites bancarios en varios continentes. En octubre Fahim vendió el club a otro jeque, éste de Arabia Saudí, Ali Al Faraj. Un directivo de la Federación de fútbol explicó a una televisión británica que el nuevo patrón de la Premier no tenía relación con el fútbol de allí. ¿La tendría con el de aquí?

El fútbol no parece gustarle, porque no ha visitado el club desde que lo compró. En el césped, los muchachos que no pudieron marcharse en verano y que se salvaron del descenso en el último partido jugaban con brío pero mal. Al entrenador, Paul Hart, le preguntaban sobre finanzas tras cada partido.

La Pompeya inglesa

Echaron a Hart, al que inmediatamente contrataron Briatore y Agag para su muestrario cuatrimestral de entrenadores en el QPR, y nombraron como entrenador al ex del Chelsea, Avram Grant. Que es judío, como Gaydamak y el representante de Al Faraj en tierra inglesa, el abogado Mark Jacob. Las complejas fraternidades de Oriente Próximo ocupan el palco de un club que tiene el mismo apodo que la ciudad, la Pompeya inglesa.

Aún no ha llegado la erupción del Vesubio que provoque su ruina pero ya se teme, porque el sumario de la situación incluye estos rasgos: los futbolistas cobraron esta semana los sueldos de diciembre, por tercera vez con retraso desde que Faraj es el dueño; Hacienda quiere disolver el club y cobrar lo que se le adeuda; la Premier destinará parte de los ingresos que le corresponden por televisión para pagar al Chelsea, al Tottenham, al Lens, por traspasos impagados; se le ha prohibido fichar a nadie en enero; el equipo es colista.

Pero el fútbol ha dejado de ser lo interesante en Fratton Park. El abogado Jacob dijo ayer que ésta es la primera fase y que hay tres. Dijo también que no hay necesidad de vender jugadores para reducir la deuda de unos setenta millones. Se especula ya sobre si no será Gaydamak aún el dueño. Es difícil saberlo, porque las acciones del Portsmouth están a nombre de compañías en paraísos fiscales, las islas Vírgenes, las Caimán, lugares remotos y sin pedigrí en la historia del balón.