El terror se resiste a abandonar Ulster

Un agente católico fue herido de gravedad en la mañana de ayer al explotar una bomba que un grupo republicano contrario al proceso de paz había adosado a su vehículo. El artefacto estalló hacia las 6.30 horas, cuando el miembro del Servicio de Policía de Irlanda del Norte (PSNI) había conducido ya kilómetro y medio desde su casa. El estado de Peadar Heffron, de 33 años, es muy grave, según el parte médico emitido por el hospital Royal Victoria, donde fue intervenido. Quienes acudieron a socorrerle tras el atentado le encontraron aún semiconsciente pero sangrando profusamente. Heffron habla gaélico y es el capitán del equipo de deportes irlandeses de la PSNI.

El ataque se produjo en Milltown Road, en el camino que llevaba al policía herido hacia la comisaría de Woodbourne, donde está destinado. Situada en el noroeste de Belfast, en un barrio en el que Sinn Fein es electoralmente mayoritario, está cerca del cuartel de Messereene, donde dos soldados fueron asesinados el pasado marzo en un ataque de un grupo disidente.

Los ataques de estas organizaciones han tenido como objetivo predilecto a agentes católicos, más vulnerables por ser conocidos en las comunidades en las que se asientan también los disidentes, que intentan aislar a la Policía y presentarla como una fuerza británica.

Los dos principales grupos disidentes son el IRA Auténtico y el IRA de la Continuidad, aunque quienes han analizado con más detalle su evolución creen que hay una colaboración estrecha entre ambos y una informalidad en la militancia disidente. Se trata de redes de ex miembros del IRA que quieren mantener el terrorismo porque consideran que su abandono en las circunstancias políticas actuales es equivalente a una traición.

Estos pequeños grupos contestarios han mantenido su actividad en el último año mediante ataques con bombas, como la de doscientos kilogramos que dejaron en noviembre junto a la sede del consejo civil que supervisa la actuación de la Policía, o la que en octubre hirió a la novia de un agente cuando ambos viajaban en su vehículo. También ha habido ataques con armas de fuego.

El de ayer llega al final de una semana en la que se ha confirmado la eficacia del proceso de paz para reducir la violencia en Irlanda del Norte y en la que las vicisitudes personales de los líderes políticos han arrojado una creciente sombra sobre la viabilidad de un pronto acuerdo sobre la trasferencia inmediata por parte de Londres del control de la Policía y la Justicia a la autonomía.

La Asociación para la Defensa del Ulster (UDA), el grupo terrorista más numeroso en el bando probritánico, anunció que había culminado con su proceso de desarme. Aunque respetaba un alto el fuego desde hace más de una década, el abandono definitivo de las armas llega semanas antes de la expiración del plazo para la aplicación de la norma que establece que no se investigará la posesión de armas y su uso histórico en el caso de grupos que han practicado el terrorismo.

Las tinieblas sobre la transferencia de los últimos poderes pendientes a la autonomía de Belfast se debían hasta el miércoles a la resistencia que el ministro principal, el unionista Peter Robinson, está encontrando en las filas de su propiopartido, el DUP, para llegar a un acuerdo con Sinn Fein, que ha advertido que puede retirarse de las instituciones si el trasvase llega en enero.

Pero en las últimas horas se ha abierto un nuevo y virulento debate sobre la permanencia de Robinson como líder norirlandés, después de que un documental de la BBC desvelase que su mujer habría obtenido una donación aparentemente fraudulenta de unos constructores y que el ministro principal no cumplió con los reglamentos de conducta parlamentaria al conocer lo ocurrido.