Amistades. Isidoro Herrera en el centro junto al marqués de de Domecq (José Jirón), Pepe Herrera y el Pantera, entre otros conocidos. :: L. V.
MIS FAMILIAS PREFERIDAS

Una activa carrera militar

El coronel Isidoro Herrera fue el responsable de la seguridad en varias provincias

JEREZ. Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Perteneciente a una tradicional familia jerezana, cuyo progenitor había sido viticultor almacenista y exportador de vinos de Jerez. Isidoro Herrera eligió la carrera militar, por lo que su vida transcurrió rodeada de interesantes circunstancias, debido a los diferentes destinos y cargos que ocupó y en los frentes de guerra, en los que luchó por sus ideales y la libertad de España.

Isidoro Herrera obtuvo y fue distinguido con múltiples insignias y condecoraciones de entre las que cabe destacar, entre otras muchas, la Gran Cruz de San Hermenegildo. Ésta le fue concedida por su participación en la defensa del protectorado español en África, donde fue herido en plena acción de guerra. Fue un episodio que, sin duda, resultó todo un exponente de su carácter y de cómo fue su vida.

Isidoro nació en Jerez el 7 de octubre del año 1901, llevando a cabo los primeros estudios en el domicilio paterno con profesores particulares, ingresando posteriormente en el colegio de San Joaquín, una escuela privada de niños que estaba situada en el número 17 de la céntrica calle Honda y cuyo director era Domingo Argüelles Terán.

Felicitación navideña

Desde esta escuela en 1910, o sea con apenas 9 años, les escribió una felicitación navideña a sus padres felicitándolos por las fiestas, cuya redacción era impropia para un niño de tan corta edad. Esa precocidad le valió para que al finalizar los estudios de Bachiller, recién cumplidos los 17 años, ingresara en la Academia Militar de Madrid. Al terminar y salir de Alférez, con 22 años, pidió ser destinado a Larache, a donde se va con su gran amigo Tomás García Figueras, quien más tarde llegaría a ser Comisario del Protectorado español en Marruecos y, posteriormente, alcalde de Jerez.

Durante esta etapa, el alférez Isidro Herrera hizo la guerra en el desierto contra los insurgentes de las Cábalas, que eran bandas marroquíes a las que la Mejilla mantuvo a raya en las luchas del Rifa. De allí fue destinado a Tetuán en el año 1932, donde fue ascendido a teniente. En Tetuán, y por los méritos obtenidos en Marruecos, fue condecorado y ascendido a capitán, siendo destinado en esta ocasión a Málaga.

Corría el año 1933 cuando regresó a Jerez para contraer matrimonio con Mar Pepa Mortecinos Serrano, para inmediatamente después incorporarse a su nuevo destino, que consistía en la observancia de la seguridad y el orden en Málaga y su provincia, en la que se incluía la Serranía de Ronda, pues eran los tiempos del estraperlo y el contrabando que entraba por Gibraltar. Dada su eficiencia en este campo también le fue encomendada la vigilancia de la provincia de Cádiz en un destacamento que, debido a su privilegiada situación geográfica, fue montado ex profeso en el pueblo de vejar para esta misión. En dicho puesto realizó gran número de operaciones y de intervenciones de alijos de contrabando, etc.

Dada la importancia y trascendencia de las incautaciones fue felicitado en varias ocasiones por las autoridades civiles y militares, permaneciendo en Vejar hasta el año 1942, fecha en la que es reclamado por la comandancia militar de Cádiz para hacerlo responsable de las actividades portuarias.

Ascenso

En el año 1943 es ascendido a capitán de la Guardia Civil, tomando posesión de su cargo como capitán del puerto de Cádiz. Su misión en dicha capitanía era la de llevar el control del tráfico marítimo nacional e internacional en la aduana del mencionado puerto. Ni que decir tiene que, con la experiencia albergada en el Campo de Gibraltar, el trabajo llevado a cabo en el puerto de Cádiz fue muy fructífero, con incautaciones de todo tipo de objetos, productos y sustancias y hasta de material bélico.

En este importante puesto permaneció hasta el año 1946, fecha en la que es ascendido a comandante y, de nuevo debido a su gran experiencia en la vigilancia costera y en el control de las aduanas y el contrabando, es destinado en 1947 a La Coruña. En Galicia le fue encomendada la difícil misión del control y la vigilancia de la abrupta serranía gallega en cuyos montes operaban los maquis, que eran bandas y agrupaciones armadas que aprovechaban la orografía para el tráfico de armas.

Estas organizaciones residuales de la Guerra Civil realizaban robos y secuestros en los diferentes pueblos de las montañas gallegas, para luego llevar a cabo extorsiones y pedir rescates, como también efectuaban diferentes acciones de tipo terrorista.

Ni que decir tiene que con el destacamento que tenía a su mando nuestro paisano Isidoro Herrera realizó la importante labor de desarticular a algunos de estos grupos armados e imponer el orden. Este destino fue especialmente peligroso para el comandante jerezano debido a que la mayoría de las operaciones e incursiones eran realizadas por la noche, teniendo que sortear todo suerte de celadas.

El destacamento fue felicitado y los insurgentes pusieron precio a la cabeza de nuestro paisano. Es por lo que el tiempo que permaneció en Galicia su familia en Jerez estuvo enormemente preocupada, sobre todo las semanas que se carecían de noticias porque las pasaba incomunicado en los diferentes bosques y en las montañas gallegas.

En este destino, que como decimos fue especialmente duro y arriesgado, permaneció hasta 1953, fecha en la que sus s'uperiores decidieron trasladarlo a Sevilla, en donde en enero de 1953 tomó el mando de la recién fundada Dirección General de Tráfico de la capital andaluza, permaneciendo en ella durante un tiempo de dos años.

En el País Vasco

En el año 1955 es trasladado con idéntico fin a la comandancia de Zamora, en la que también estuvo dos años. En el año 1957 es ascendido a teniente coronel y destinado a Bilbao, en cuya capital tomó el mando como jefe de Seguridad de dicha plaza. Eran los comienzos de la banda terrorista ETA. De Bilbao fue destinado a Vitoria con la misma misión, haciéndose cargo de la seguridad de la capital cántabra como mando mayor en el cuartel de la Virgen Blanca. En el año 1960, el teniente coronel Herrera fue destinado a Tarragona, teniendo en este caso como competencias y bajo su mando la Jefatura de Tráfico y la vigilancia portuaria y del aeropuerto del Prat.

En el año 1962 es ascendido a coronel de la Guardia Civil. Meses después, y alegando problemas de salud, nuestro paisano solicita pasar a la reserva y ser trasladado a Jerez.

Una vez en su ciudad natal, es requerido por su amigo Tomás García Figueras, en ciernes alcalde de Jerez, para que se haga cargo de la Policía Municipal jerezana, permaneciendo como jefe de este cuerpo durante los años que el mencionado García Figueras presidió la corporación municipal de aquella época.

Enfermedades

Con este extenso y profundo curriculum, no cabe duda de que la interesante vida de este coronel jerezano estuvo cargada de responsabilidades y riesgos, por lo que terminó aquejado de hipertensión y, como consecuencia de la misma, de cardiopatías y patologías renales. No obstante, dedicó la última década de su vida a viajar y a paliar sus afecciones en diferentes balnearios de la geografía andaluza.

Isidoro Herrera estuvo casado dos veces, siendo su primera mujer la jerezana Mary Pepa Montesinos Serrano, con la que tuvo a su hija Silvia Herrera Montesinos. Y en segundas nupcias con Rosario Romero Gallardo, natural del bonito pueblo jandeño de Vejer de la Frontera, con la que tuvo a su hija Oliva Herrera Romero.

Nuestro laureado coronel falleció de una apoplejía el 3 de agosto de 1978. Se puso así el punto y final a una vida de lo más activa y caracterizada por los ideales que defendió.