... Y ellos se juntan
Sorprendentes uniones sentimentales entre famosos de alto nivel caldean el frío panorama de otro invierno en crisis
Actualizado:Parezco un Kinder sorpresa». Así se autodefinía una risueña y embarazadísima Mónica Hoyos poco antes de traer al mundo a Luna, la hija que tiene con Carlos Lozano. De aquello han pasado ya más de cinco años, y Mónica vuelve a ser, no un Kinder, pero sí un pozo de sorpresas, aunque por una razón muy distinta. Acaba de ser fotografiada en Kenia junto a Cayetano Martínez de Irujo. Ellos forman una de las nuevas e inesperadas parejas de famosos que hacen que el comienzo de este año, al menos en el terreno del corazón, esté resultando explosivo. Mónica y Cayetano, Gonzalo Miró y Amaia Montero, Tamara Falcó y Luis Medina están, si no enamorados, al menos, muy ilusionados. Es evidente que el azote del paro aún no le ha rozado a Cupido.
Cayetano Martínez de Irujo, 46 años. Es el quinto hijo de la duquesa de Alba y ostenta el título de conde de Salvatierra. Es jinete profesional y lleva desde los cinco años pegado a un caballo. En 2005 se casó en rimbombante ceremonia con la mexicana Genoveva Casanova, 13 años más joven que él y madre de sus dos hijos mellizos, Luis y Amina, que por aquel entonces ya habían cumplido cuatro años. Pese a que pasaron por el altar tras más de un lustro de 'reflexión', su matrimonio se rompió en apenas dos años. El jinete, que anteriormente, y a pesar de la oposición de su madre, fue novio de Mar Flores y llegó a dar la cara por ella en la portada de una famosa revista, mantiene con la prensa del corazón una relación contradictoria, de amor-odio, casi esquizofrénica.
«Soy Aries, igual que mi madre, y los dos tenemos un temperamento muy fuerte», suele advertir Cayetano. Pero, pese a su fama de hombre irascible y fácilmente irritable (según algunos de sus allegados, fue su mal carácter lo que le apartó de Genoveva), gana mucho en las distancias cortas. Hasta el punto de mostrarse accesible y encantador con cuantas admiradoras se acercan a saludarle y a pedirle autógrafos en los innumerables concursos hípicos en los que participa. Esta periodista ha sido testigo de cómo, cuando está en su terreno, Cayetano se muestra relajado y, sorprendentemente, proclive a las confidencias. Rubio, alto (1,85) y de ojos verdes, el conde de Salvatierra nunca ha tenido problemas a la hora de encontrar compañía femenina. Tiene fama de conquistador, pero también la tenía Carlos Lozano, el hombre más importante hasta la fecha en la vida de Mónica Hoyos y padre de su hija, Luna. Ahora Hoyos (presentadora y actriz de origen peruano, simpática, expresiva y de la edad de Genoveva) parece haber sucumbido a los encantos de Cayetano, con quien coincidió hace unas semanas en un partido benéfico de baloncesto. Y él se la ha llevado a las playas de Kenia, donde posee un escondite muy poco secreto, pues siempre acaba en la portada de una determinada revista. Las imágenes publicadas esta semana en '¡Hola!' demuestran dos cosas. Una, que Mónica y Cayetano saben divertirse juntos (aunque ella es la que ríe y gesticula y él sólo sonríe); y dos, que su estancia en tan paradisiaco lugar está resultando más amena y vibrante que aquella luna de miel del conde de Salvatierra, donde aparecía junto a su mujer, más bien aburrido y distante.
Tamara en estado puro
«Anoche, Chábeli se quedó hablando con mami hasta las seis de la mañana». Pongan a esta confidencia una susurrante y dulce voz con el correspondiente acento de Serrano y tendrán a Tamara Falcó en estado puro. Encantadora, educadísima y un punto ingenua, Tamara es la hija de Isabel Preysler que más se parece a su madre, quizá no en lo físico, pero sí como representante del eterno femenino y como adicta al cuché, aunque ella, personalmente, se considera a años luz del glamour de su progenitora. A sus 28 años, Tamara arrastra fama de pija («puede decirse que lo soy») y de peligro al volante (en pocos meses, arremetió con su coche contra unas jardineras y también, contra las mesas de un 'Starbucks Coffee'). Ha estudiado comunicación y moda en Milán, ha trabajado en Zara y actualmente diseña gabardinas para Barbour. Además, ha vivido en París (para estar al lado de su entonces novio, Marco Noyer) y entiende bastante de vinos, gracias a las 'prácticas' realizadas en las bodegas de su padre, el marqués de Griñón.
«Mi novio se ha ido a Brasil y es un rollo», comentaba hace unos meses Tamara en estas mismas páginas, sin disimular su cansancio ante los destinos profesionales cada vez más distantes de Noyer; por cierto, de apellido muy parecido al de su padrastro, Boyer, al que Tamara siempre ha llamado 'tito Miguel'. Pocas semanas después se confirmaba que la distancia, en su caso, había sido el olvido. Pero Tamara rara vez baila sola. Esta periodista, de hecho, la vio bailar una vez en una exclusiva fiesta celebrada en una suite del hotel Arts y sus movimientos (entre inocentes e insinuantes) atraían a los caballeros con el poder con que atrae el néctar a los insectos.
Muchos se frotan las manos ante la perspectiva de un romance entre Tamara Falcó, hija de la reina oficial de corazones de este país, y Luis Medina, hijo de Naty Abascal, considerada la emperatriz del glamour patrio. Pero lo cierto es que su unión podría dar lugar a un sutil duelo de consuegras. Luis, ex novio a su vez de Alejandra Rojas, hija de la condesa de Montarco, es sólo un año mayor que Tamara, igual de pijo que ella, y también vive por y para la moda (posee una exclusiva tienda de confección masculina con su hermano Rafa, el actual duque de Feria). Lo gracioso es que a Tamara la prensa la descubrió con él cuando casualmente seguían hasta un local a Mónica Hoyos y Cayetano. Definitivamente, esa noche había una conjunción de astros.
La pareja ya ha protagonizado dos románticas escapadas a Montecarlo y Buenos Aires.
Ella, hija de Isabel Preysler, la reina de corazones; y él, hijo de Naty Abascal, la emperatriz del glamour patrio.
El jinete se ha llevado a su nueva novia, trece años más joven que él, a las paradisiacas playas de Kenia.