El Rey Juan Carlos charla con la coreógrafa María Pagés y con la bailaora Tamara Rojo. :: EFE
ESPAÑA

Los Reyes presiden la gala inaugural ante 1.500 invitados

El presidente del Gobierno recibió el testigo de manos del ministro de Asuntos Exteriores de Suecia

MADRID. Actualizado: Guardar
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Como si de una carrera de relevos se tratara, José Luis Rodríguez Zapatero cortó ayer la cinta a la Presidencia española tras recibir el testigo, y no es una figura retórica, era un testigo de verdad, de manos del ministro de Exteriores sueco, Carl Bild, país que lideró la UE en el último semestre de 2009.

La entrega del cilindro, que incluía la carta de derechos de la UE, no tuvo lugar, eso sí, en un pista de atletismo, sino en el suntuoso Teatro Real, abarrotado hasta la bandera con 1.500 invitados, entre los que se encontraban los Reyes, los Príncipes de Asturias, líderes europeos, ministros y algunos presidentes autonómicos.

Rodeada de fuertes medidas de seguridad -que crearon a los madrileños más de un quebradero de cabeza-, los asistentes entraron pasadas las 18.00 horas al histórico edificio neoclásico construido a principios del siglo XIX, y que por una vez cambio el gris de su piedra por el azul de la bandera comunitaria.

Ante todos ellos, Zapatero reconoció el oscuro horizonte económico que aún pende sobre 'los 27'. «La crisis económica deja un cuantioso parte de daños». El principal, sin duda, el desempleo, que aún podría crecer más en los próximos meses y que «sólo podremos abordar con una UE más competitiva e innovadora», aseguró.

El presidente del Gobierno garantizó que España pondrá toda la carne en el asador para salir del atolladero porque «va a dar lo mejor de sí misma (en estos seis meses) para no defraudar expectativas generadas».

Cóctel y espectáculo

Tras el discurso llegó la música y el arte. Un estético espectáculo de danza y flamenco protagonizado por María Pagés y Tamara Rojo puso la nota de color a la gala inaugural. Después, el Coro Nacional de España interpretó el Himno de la Alegría de Beethoven para gusto de unos sonrientes Herman Van Rompuy, presidente del Consejo Europeo, José Manuel Durao Barroso, presidente de la Comisión Europea, y el polaco Jerzy Buzek, primera autoridad del Parlamento de Estrasburgo.

Hora y media de ceremonia que tuvo como colofón una cena cóctel ofrecida por el Gobierno en la que predominaban embutidos de alta alcurnia de toda la geografía nacional, con el jamón ibérico a la cabeza, un cóctel frío a base de salmorejo, salpicón de marisco y bacalao, y otro caliente compuesto por sopa castellana, croquetas y buñuelos de merluza.

Manjares regados con cava catalán, vino blanco y tinto de rioja y tres tipos de agua mineral. Y de postre, un suculento pastel de chocolate y café con bombones de chocolate negro endulzaron la cena. Cuando los invitados daban los últimos tragos a los licores ya nadie se acordaba de los miles de globos azules que se perdían en el horizonte de una muy fría noche madrileña.

Se ponía fin así a una agotadora jornada de fastos y declaraciones que comenzó de mañana, con la izada de las banderas de España y la Unión Europea ante las sedes de las instituciones comunitarias en Madrid. El encargado de la ceremonia fue el secretario de Estado para la Unión Europea Diego López Garrido, que estuvo acompañado por varios embajadores de países de la Unión y los representantes en España de la Comisión y el Parlamento europeos.