Una Presidencia con tres cabezas
El liderazgo de Zapatero en la Unión Europea se verá limitado por el Tratado de Lisboa Van Rompuy, el presidente estable del Consejo, decidirá sobre las iniciativas que plantee España
MADRID.Actualizado:La Presidencia española de la Unión Europea nace con tres cabezas. El Tratado de Lisboa, vigente desde el 1 de enero, ha creado nuevas instituciones comunitarias, entre ellas el presidente estable del Consejo Europeo, que relega a un segundo plano a las presidencias rotatorios. A resultas de estos cambios, España, como responsable semestral, tendrá un papel secundario en la toma de decisiones de 'los 27'. El Gobierno podrá plantear iniciativas y liderar la agenda de trabajo, pero la última palabra siempre la tendrá el presidente estable del Consejo Europeo, el belga Herman Van Rompuy.
España será el primer país de la Unión que debera lidiar con un nuevo modelo de gobernanza europea que a buen seguro traerá roces y más de una disfunción. En la nueva Europa nacida con el Tratado de Lisboa la presidencia de turno pierde peso en detrimento del presidente del Consejo, elegido en noviembre por los países miembros. Por lo tanto, el mandato español, el primero en incorporar estos cambios, arranca condicionado y con el único aval de imprimir su sello a las políticas que se aprueben de aquí al 30 de junio, cuando España ceda el testigo a Bélgica.
Zapatero admitió que su papel no tendrá el relumbrón de otras presidencias españolas y puso en un ejemplo gráfico para explicar el reparto de papeles. Cuando se desate una nueva crisis financiera, «el primer teléfono que sonará» en la UE será el del presidente del Consejo, no el del presidente de turno. Van Rompuy no llegó a precisar tanto sobre las labores de cada miembro de la novedosa 'troika'. Este novedoso liderazgo pasará su primera prueba en la reunión informal de presidentes que Van Rompuy ha convocado el 11 de febrero, según anunció ayer él mismo en el Palacio de la Moncloa tras el almuerzo compartido con el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y el presidente de la Comisión Europea, el portugués José Manuel Durao Barroso.
Sin dictadura
Los dos ejes de esta cita serán la recuperación económica y el cambio climático, con la vista puesta en el horizonte 2020. En esta conferencia, el papel de Zapatero como presidente de turno será secundario, ya que la Comisión Europea será la encargada de redactar el borrador que apruebe el Consejo. En esta nueva dinámica de trabajo, España sólo aportará ideas al informe final que elabore Durao Barroso y que Van Rompuy someterá al debate de presidentes europeos.
Conscientes de estas nuevas atribuciones, el tridente con diferente rango que conducirá la nave europea hasta junio quiso limitar el impacto que supone el Tratado de Lisboa para las presidencias rotatorias y lanzaron reiterados mensajes de unidad, coordinación y entendimiento para dar equilibrio al liderazgo. Directo y sin ambages, Van Rompuy lo definió en dos frases. «No vivimos en una dictadura. La UE es una democracia en la que todos los actores nos sentamos y hablamos», dijo ante la sonrisa complacida de Zapatero, que ayer, durante la comparecencia en La Moncloa, pudo escenificar que, además de anfitrión, era el líder semestral de la Unión al colocarse en el centro, con Van Rompuy a la derecha y Barroso a la izquierda.
El presidente del Consejo agradeció al jefe del Ejecutivo su ayuda y ambición para que la presidencia de turno no pase desapercibida. Valoró el «sentimiento de urgencia» que ha mostrado el Gobierno español «para salir juntos de la crisis» y calificó de «tremendamente ambiciosa» la agenda de trabajo que ha promovido España para estos seis meses.
De la misma forma, Durao Barroso alabó también el «histórico» sentimiento europeísta de los españoles. Zapatero reivindicó a su vez el aporte de «ideas» de España para este semestre y puso en valor la «experiencia» el país en presidencias rotatorias. Desde 1986, año de ingreso al club comunitario, España ha liderado la UE en 1989 y 1995 con Felipe González, y en 2002, con José María Aznar.
Modo de vida europeo
La palabra crisis fue la más repetida en la multitudinaria conferencia de prensa. Los líderes de la UE quieren que la reunión del 11 de febrero sirva de punto de partida para poner los cimientos de la recuperación económica y superar los retos a corto plazo de la crisis. Van Rompuy fue explícito. «El modo de vida europeo está en juego. Necesitamos un crecimiento sostenible. Es una cuestión de supervivencia y vamos a tener éxito», aseguró.
Barroso y Zapatero secundaron sus palabras y señalaron que la única solución pasa por que 'los 27' trabajen codo con codo. «Estamos en un momento excepcional y juntos seremos más fuertes», trasladó el presidente de la Comisión Europea; «hay que aprovechar las sinergias que representan un mercado de 500 millones de personas», remató el presidente del Gobierno.
A la crisis siguió otra palabra: cambio climático. Van Rompuy ha colocado entre las prioridades del semestre español el calentamiento global. Y defendió esta lucha con vehemencia. Pese al fracaso de la reciente Cumbre de Copenhague, subrayó que no había que «tirar la toalla» y urgió a poner en marcha las iniciativas aprobadas. Para ello, hizo gala de su voluntad para que la UE «sea respetada en el mundo por su compromiso con el medio ambiente».
El presidente del Consejo Eurpeo lanzó sin decirlo un mensaje a Estados Unidos y China -sus trabas lastraron la cumbre medioambiental danesa- al señalar que «todo el mundo tienen que estar a la altura de sus posibilidades» y tiene que trabajar para reducir las emisiones de efecto invernadero y reducir el calentamiento global.