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Pingüinos a dos ruedas

El periodista Juan Ramón Lucas, Juan José Cabrerizo, que perdió las dos piernas en un accidente, y Jacobo Bastos, con su scooter, forman parte de los 30.000 moteros que se han citado en Valladolid, en la mayor concentración del mundo

BORJA OLAIZOLA
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En la hermandad de las dos ruedas hay signos que imprimen carácter y la insignia que acredita la presencia en Pingüinos está entre los más codiciados. Uno puede pilotar la moto más potente o exhibir el casco con la decoración más exclusiva, pero siempre será una suerte de advenedizo si carece de la 'chapa' pingüinera. «Si te gustan las motos y nunca has estado en la concentración es como si todavía estuvieses sin bautizar», dice gráficamente Juan José Cabrerizo, un granadino de 47 años que acudirá este año por quinta vez a la cita de la capital vallisoletana.

Cabrerizo saldrá hoy mismo de Granada con rumbo a Valladolid. No lo hará en moto sino en autocaravana. «La moto la cargo atrás. Son más de seiscientos kilómetros y desde que perdí las dos piernas me resulta difícil aguantar distancias tan largas», explica. El accidente que le dejó sin las extremidades inferiores ocurrió hace justo 24 años. «Fue el 2 de enero de 1993. Iba con mi novia en mi 'Suzuki 750' a pasar el día a la costa por la Nacional 323, la que va de Bailén a Motril, cuando nos encontramos con una mancha de gasóleo en medio de la carretera. Nos fuimos al suelo y yo tuve la mala suerte de salir disparado hacia el guardarraíl, que me seccionó las dos piernas por debajo de las rodillas. Mi novia tuvo más fortuna porque se quedó en medio de la carretera y sólo tuvo fracturas de fémur y peroné».

La desgracia le tuvo un tiempo apartado de las motos, pero recuperó su antigua pasión en cuanto terminó la rehabilitación y se acostumbró a las prótesis de carbono que lleva ahora. «Cualquiera que no entienda de qué va esto pensará que estoy loco, pero no me he podido desprender del veneno. Tengo claro que a mí me gustarán las motos hasta que me muera». Cabreriza conduce ahora una 'Gilera GP 800', un scooter que va como un tiro y que le proporciona una sensación de libertad que le hace olvidar los muchos malos ratos que pasó después del accidente. «Afortunadamente he conseguido salir adelante, aunque todavía me cabreo mucho cuando veo que en las carreteras se siguen colocando los mismos guardarraíles que a mí me dejaron sin piernas», se subleva.

Al motero granadino sólo le quedan dos tareas pendientes para borrar definitivamente aquel fatídico día de su memoria: averiguar quién fue el autor del vertido de gasoil que causó su caída y, sobre todo, localizar a la mujer que le atendió. «De uno de los coches que paró tras el accidente salió una mujer, probablemente una enfermera. Vio que me estaba desangrando por las piernas, así que abrió el maletero, cogió unos pulpos y con ellos me practicó unos torniquetes que frenaron la salida de la sangre. Los médicos me dijeron que me salvó la vida, pero todavía no he conseguido dar con ella para mostrarle mi agradecimiento».

La luz de las estrellas

Al igual que Cabreriza, hoy también emprenderá viaje hacia Valladolid otro apasionado de las motos: el periodista Juan Ramón Lucas, responsable del programa 'En días como hoy' de Radio Nacional de España. Lucas, de 51 años, ha tenido moto desde que su padre le regaló una 'Puch Dakota' cuando aprobó la Selectividad. En compañía de la modelo Sandra Ibarra, su mujer, el periodista ha hecho largos viajes en vehículos de dos ruedas por Europa y África. «Tengo un recuerdo especial de las travesías en el desierto, cuando dormíamos viendo las estrellas; Paul Bowles tenía razón cuando escribía aquello de que no hay nada como las noches del desierto», recuerda.

Lucas es ya un veterano de Pingüinos. Acudió por primera vez a la concentración hace doce años, cuando se celebraba aún en Tordesillas (ahora se hace en un barrio próximo a la capital). «Fue una edición gélida, con una ventisca del demonio y mucha nieve, pero me quedó muy buen sabor de boca y luego repetí con mi mujer, que aguantó como una leona su bautismo de hielo». El informador se confiesa afortunado por la fidelidad a las dos ruedas de su pareja, que le acompañará también hoy como paquete, en su BMW, en el viaje a Valladolid. «Casi siempre viajamos juntos en la moto. Esta vez vamos a aprovechar que ella es de Medina del Campo, que está a 15 kilómetros de Valladolid, para pernoctar allí y estar con su familia», dice. Pero el periodista no sólo acudirá a la cita de Pingüinos en calidad de aficionado. Será además el protagonista de uno de los actos centrales de la concentración, la denominada Nochevieja Pingüinera, en compañía de la informadora Ainhoa Arbizu, que cubre el Mundial de Motociclismo para TVE.

El que también tiene previsto estar hoy en Valladolid es el gallego Jacobo Bastos, de 21 años, que emprendió ayer el viaje desde Vigo a bordo de un ciclomotor. «Son unos 500 kilómetros y si la climatología no se tuerce demasiado espero poder cubrirlos en dos jornadas», cuenta en los momentos previos a la partida. Dado que viaja en ciclomotor, un vehículo que sobre el papel apenas pasa de los 40 por hora, Bastos no puede circular por autovías y ha tenido que diseñar su ruta por las viejas carreteras nacionales. «A ver si no me nieva mucho porque tengo que atravesar cinco puertos de montaña», explica mientras hace un rápido recuento del material que ha recopilado para combatir el frío: cubrepiernas, ropa térmica, pantalones y botas especiales, cubremanos...

Bastos reconoce que más de un allegado ha tratado de quitarle de la cabeza la idea de acudir a Pingüinos, sobre todo tras las últimas previsiones meteorológicas, pero las circunstancias adversas son un aliciente más. «Vengo de una familia motera y mi hermano mayor ha sido siempre un asiduo de la concentración. Cuando regresaba estaba horas contando lo que había visto allí y a mí me daba una envidia enorme. Ahora que lo puedo hacer yo, no quiero desaprovechar la oportunidad». Como los otros 30.000 que se han citado en Valladolid.