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EL JEME

Sostenible e ilusionante

RODRIGO SÁNCHEZ GER
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Desarrollo Sostenible es a la política lo que Proyecto Ilusionante es al deporte, o sea, la fórmula mágica para que todo el mundo se ponga contento sin saber muy bien porqué. Su efecto placebo es indiscutible.

Pero así como, últimamente, en el mundo del deporte cada vez que un dirigente habla de proyecto ilusionante el aficionado se echa a temblar, en política, desarrollo sostenible lo admite todo. Puede equivaler, según convenga; a despilfarro justificado, pues el medio ambiente avala cualquier cosa, o a recorte presupuestario por la cara, porque basta alegar que un proyecto no cumple con la normativa medioambiental para hacerlo dormir eternamente. Es más, la política está incorporando a su acervo la expresión proyecto ilusionante. En esta nueva tipología pueden incluirse los planes de la Junta, nada menos que 57 en los últimos cuatro años por un total de 184.000 millones de euros. Ilusión insostenible.

Pero lo que se dice un buen plan, el más ilusionante, es el de la Junta Bis, la cara oculta de la Administración Pública andaluza. Decenas de Empresas Públicas, Fundaciones, y Agencias que consumen cada año el triple de lo que la Junta aporta a todos los ayuntamientos andaluces. Entidades exentas de control parlamentario, a las que se encomienda la gestión de buena parte de los servicios públicos a los que tenemos derecho los andaluces. Miles de empleados que realizan tareas propias de la Administración, pero que han sido colocados no por el principio del mérito que rige el acceso a la función pública, sino por el principio de la corriente continua según el cual la mejor manera de obtener un curro es un buen enchufe. Y como el personal necesario para gestionar los asuntos públicos está colocado en estas entidades, las Consejerías no tienen más remedio que encomendarles la gestión de sus competencias. Pero como las Salas de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Superior de Justicia han empezado a poner coto a tal abuso, nos vamos a encontrar con que las Conserjerías tienen las competencias pero les falta el personal, mientras que estas entidades disponen del personal pero no pueden asumir las competencias. No es muy sostenible pero si ilusionante, sobre todo para los que ya están en plantilla.

Muy sostenible pero desilusionante es el procedimiento de quita y espera, en el que ha acabado convirtiéndose el pago de la deuda histórica. La quita ha sido tan monumental, que sería mas apropiado hablar de quedo, y la espera promete ser tan larga, hasta convertir en dinero los solares, que se nos hará desesperante. En fin, Feliz Año.