PAN Y CIRCO

Más cerca de casa

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Esta vez los cafres no han podido. Sin rodeos, y para que nos entendamos, se han comido el pan del perro, por muy vulgar que suene la expresión. Me encanta el fútbol argentino, la pasión que imprimen sus aficionados desde las gradas, el sentimiento que rodea a la albiceleste cada vez que juega un Mundial o la Copa América si me apuran.

Cuando ganaron en el 86 en México aluciné igualmente con el gol de Maradona que con la inolvidable narración del 'Gordo' Muñoz. Siempre que tenía oportunidad veía los partidos del Torneo Apertura o Clausura, me daban las tantas de la madrugada disfrutando con esa forma tan peculiar de entender el juego de la pelota y, sobre todo, con los comentarios. Luego me enorgullecía cuando llegaba a España algún futbolista al que ya conocía de antes. Fue el caso de Lucas Lobos, sin ir más lejos. Además, en la Pampa ha nacido el mejor entrenador de todos los tiempos, al menos de momento, que no es otro que Carlos Salvador Bilardo. Y, como no, uno de mis mayores deseos es acudir algún día al Monumental o a la Bombonera, los dos estadios más emblemáticos de Buenos Aires.

Pero lo de determinado submundo de este país ya no me hace tanta gracia. Que los futbolistas se peguen 200 patadas a lo largo de un partido me da igual, pero lo de los niveles de delincuencia me parece excesivo y sangrante. La última víctima, el negro Cáceres, que no ha perdido la vida de milagro. Como el suyo seguro que hay más casos de gente menos conocida que no tienen tanta repercusión en los medios de comunicación. Pero no pudieron robarle el coche ni la vida y 'el Negro' ya está en un centro de recuperación, con su vida fuera de peligro y más cerca de casa.

Por esto, termino como al principio. Esta vez los cafres no han podido. Sin rodeos, y para que nos entendamos, se han comido el pan del perro.