
El terrorista aéreo fue captado en Londres
Yemen asume el adoctrinamiento del nigeriano, pero niega que se entrenara en su territorio
SANÁ. Actualizado: GuardarDespliegue de tropas y trabajo de inteligencia. Las autoridades de Saná responden a las presiones occidentales y empiezan a ofrecer respuestas sobre el caso de Omar Faruk Abdulmutalab, el nigeriano que intentó volar un avión americano el día de Navidad. El terrorista no logró su objetivo gracias a la rápida reacción de los pasajeros y la tripulación, pero consiguió situar a Yemen en el ojo del huracán y poner al descubierto las carencias de los servicios de seguridad occidentales. El viceprimerministro, Rashad al-Alimi, informó de que Abdulmutalab viajó hasta la provincia de Shabwah para reunirse con el clérigo radical Anwar al-Awlaki, uno de los tres hombres fuertes de Al-Qaida en la península arábiga.
Al-Awlaki forma junto a Naser Abdul Karim Wahishi y Saeed Alí Shehri, ex preso de Guantánamo, la cúpula del movimiento 'yihadista' en Yemen. Ciudadano estadounidense de ascendencia yemení nacido hace 38 años en el estado de Nuevo México, sus llamamientos a la 'yihad' a través de sermones públicos o su página web son analizados por los servicios de inteligencia porque en ellos marca las líneas a seguir por la organización. Se instaló definitivamente en el país arábigo en 2004 y en 2006 fue detenido bajo la acusación de planear un secuestro de un diplomático americano. Año y medio más tarde quedó en libertad y se reincorporó a la Universidad al-Iman de Saná, donde podría haber establecido su primer contacto con el nigeriano, que entre noviembre y diciembre de 2009 estaba en Yemen con el pretexto de aprender árabe.
«Evidencias»
Es la primera vez que el Gobierno yemení reconoce unos contactos sobre los que la inteligencia estadounidense aseguró tener «evidencias» nada más abortarse el atentado en el vuelo que cubría la línea entre Ámsterdam y Detroit. Pese a ello, insiste en que Abdulmutalab «fue reclutado por Al-Qaida en Londres», donde estudió durante tres años, y asegura que los ochenta gramos de pentaeritritol, la misma sustancia que utilizó ETA para destruir el aparcamiento de la Terminal 4 de Barajas en 2007, que portaba en su calzoncillo y con los que pensaba asesinar a los 289 pasajeros y tripulantes que viajaban en el Airbus de Northwest-Delta, los obtuvo en su Nigeria natal y no en Yemen.
De esta forma, el nombre de Anwar al-Awlaki vuelve a cruzarse por segunda vez en los dos últimos meses en la lucha contra el terrorismo que su país de origen abandera desde el 11-S. Su figura también apareció tras la matanza que llevó a cabo el mayor Nidal Malik Hasan en la base militar de Ford Hood en noviembre. Malik recibió asesoramiento espiritual vía email de este imán americanoyemení, que aplaudió públicamente la muerte de los trece soldados a manos de su seguidor.
Aunque Al-Awlaki ha sido dado por muerto en varias ocasiones, de momento sigue predicando la 'yihad'. Lo mismo ocurre con otro de los hombres clave de Al-Qaida, Mohamed Ahmed al-Hanaq, sobre el que el Ejército asegura mantener un fuerte cerco desde hace 48 horas, pero cuya detención no se produce. Al- Hanaq sería el responsable de las amenazas que provocaron el cierre de varias embajadas occidentales en Saná el pasado fin de semana.
Himno nacional
«¡Baja la cámara!». La orden del oficial del Ministerio de Información que acompaña cada día a este enviado especial es rotunda. Nada de imágenes. Un convoy formado por más de cuarenta camiones cargados de tanques y vehículos blindados atraviesa una de las arterias principales de Saná al ritmo de los acordes del himno nacional que se escucha desde los altavoces de varias furgonetas que van intercaladas entre los pesados. Aunque parece que las complicaciones en materia de seguridad en Yemen se remontan al discurso en el que Hillary Clinton lo calificó de «amenaza global», el país mantiene dos guerras abiertas al norte y sur en las que el Ejército combate cada día. Ahora hay que sumarle la ofensiva contra los santuarios que Al-Qaida ha logrado establecer en varias provincias gracias a sus acuerdos con líderes tribales.
«En Yemen cada comunidad funciona como un estado independiente y los acuerdos que se pudieron firmar hace treinta años ya no funcionan con los nuevos líderes. Por otra parte, ni a Al-Qaida ni a las tribus les interesa un Gobierno fuerte. Ése es el nexo de unión más importante entre ellos», asegura Nadia Abdulaziz, directora de 'Yemen Times', principal diario en inglés del país. Nadia critica en voz alta al Ejecutivo por «su abandono absoluto del pueblo, por el que no ha hecho nada» y advierte de que, al igual que en otros países con problemas de insurgencia, «es muy complicado distinguir a los milicianos de Al-Qaida de la población civil en las áreas tribales. Allí, además, la gente es imprevisible y puede pasar de un bando a otro en cuestión de horas».