ÁGUILA
Actualizado: GuardarHay que ver cómo está de ufana TVE con 'Águila roja'. Mañana vuelve la serie a la Primera y se diría que no hay en el mundo otra noticia que este retorno. Más aún: se diría que éste es el principal acontecimiento de la presidencia española de la UE. Es comprensible el gozo de TVE, porque el éxito del producto es evidente, pero conviene moderar un poco su entusiasmo, porque la cadena pública nos está vendiendo esta serie como si fuera el no va más de la creatividad televisiva, cosa que dista mucho de ser.
Salvando las distancias, la euforia de TVE con 'Águila roja' recuerda un poco al fervorín homenajeador que le ha entrado a Telecinco con Belén Esteban, como si esta señora hubiera hallado la fórmula decisiva de la televisión en el siglo XXI. No, oiga: si Belén ha tenido algún éxito, ha sido por el adecuado uso de la receta 'Morbo + Cenicienta + Vulgaridad', y no porque haya hallado una forma de comunicación inédita.
Del mismo modo, el éxito de 'Águila roja' no radica en su excelencia narrativa ni en su perfección audiovisual, sino en que combina con habilidad recursos siempre eficaces de los relatos populares: el buen pobre frente al malvado rico, el héroe sin tacha y el villano total, la heroína dulce y la 'contraheroína' sexy, el clown -aquí, el criado-escudero-, todo ello rebozado en elementos propios del cómic como las artes marciales, más algunas gotas de ideología oficial.
'Águila roja' es, sí, un buen cómic, pero nada más. Y al mismo tiempo, adolece de los mismos defectos de casi toda la narrativa de masas contemporánea, empezando por la brutal manipulación histórica y el truco de colocar circunstancias supuestamente realistas en contextos completamente fantasiosos. Eso por no hablar del patente desprecio de los guionistas a la Historia española real. O sea que uno está dispuesto a compartir la alegría de TVE por el éxito de un producto español de calidad aceptable, pero que no se suban a la parra, porque dentro de 20 años veremos 'Águila roja' y nos parecerá una patochada hilarante. Como tantas otras cosas. La tele es así.