El ridículo caso de Maxi Sopo
Actualizado:Las bravuconadas de Craig Lynch tienen un precedente cercano en Maxi Sopo, un camerunés afincado en Estados Unidos que también se dedicó a actualizar su perfil de Facebook mientras la Policía andaba tras él. Maxi, acusado de fraude bancario en Seattle, logró cruzar la frontera con México, donde se entregó a una vida de ocio intensivo: pasaba el día en las playas de Cancún y las noches de peregrinación por clubes y discotecas, pero siempre sacaba un ratito para colgar textos y fotos en la red social. Lo más ridículo del caso es que, entre sus 'amigos' de Facebook, había un antiguo oficial del Departamento de Justicia, que hizo posible su arresto y extradición en octubre del año pasado.
Está bastante claro que los criminales de hoy no son como los de antes, por lo menos en su afán de notoriedad. En noviembre de 2009, el ladrón galés Matthew Maynard llamó a un periódico de la zona para protestar porque no le gustaba cómo había quedado su retrato en el anuncio de busca y captura. Y, por supuesto, envió una foto nueva en la que aparecía posando delante de una furgoneta policial, sólo por fastidiar.