Islas a la deriva económica
El FMI augura una recesión anual del 7% para ambos enclaves oceánicos y un aumento significativo de las cifras del paro Islandia y Seychelles han demostrado su vulnerabilidad ante la crisis mundial
Actualizado:Parecía un mundo tan frío como feliz, cobijado por su administración modélica y un desarrollo social sin parangón. Pero algo olía a podrido en los fiordos islandeses. El hedor provenía del sistema financiero, endeudado hasta la asfixia tras asumir riesgos excesivos para una isla habitada por menos de 300.000 habitantes. El tufo se ha convertido en una catástrofe que ha derrumbado la Bolsa y la divisa nacionales. Ante la magnitud de los acontecimientos, los políticos han implorado créditos a Rusia y llamado a la puerta de la UE demandando una integración urgente.
Además, los islandeses siguen en 'pie de guerra' para evitar que el Estado tenga que pagar los errores de su banca. El presidente, Olaffur Grimsson, se ha negado a ratificar la ley que reglamenta devolver más de 3.800 millones de euros de los ahorradores de Reino Unido y Holanda tras el colapso de los bancos de la isla, y lo someterá a referéndum.
La crisis económica internacional se ha cobrado víctimas del tamaño de una república y, curiosamente, el europeo no es el único Estado insular afectado. La coyuntura también ha evidenciado la fragilidad de otros enclaves oceánicos aparentemente prósperos. Cabo Verde, Jamaica y, sobre todo, las Seychelles han comprobado que las malas rachas también asuelan los pequeños paraísos terrenales.
El archipiélago del Índico sufre de vértigo tras un crecimiento espectacular. En tan sólo treinta años de independencia ha logrado pasar de la precaria subsistencia a multiplicar por siete su nivel de vida y encaramarse a lo más alto en los índices de bienestar de África. Se trata de un modesto quincuagésimo puesto en el cómputo global, aunque supone cuotas de progreso ni siquiera atisbadas por el resto del continente, a excepción de Botsuana y la vecina Mauricio. La opulenta Islandia ha llegado a liderar el ránking general gracias a tasas prácticamente insuperables.
La tormenta económica ha desvelado la extrema vulnerabilidad de los países meridionales, aunque por razones ajenas a la ingeniería financiera. Su vínculo con el monocultivo, la explotación minera y otras escasas fuentes de recursos los hacen muy dependientes de los vaivenes de la demanda en el Norte. El 70% de los ingresos y el 30% de la mano de obra en las Seychelles proceden del turismo.
Los visitantes, en su mayoría europeos de gran poder adquisitivo, disfrutan de hoteles de cinco estrellas y abundantes playas de arena blanca, practican el windsurf, el snorkel o el buceo, y gozan de parajes reconocidos como patrimonio natural de la humanidad por la Unesco. Incluso se pueden alquilar algunas de sus islas para disfrute exclusivo y hay en ejecución urbanizaciones de elevado estándar. En el territorio está prohibida la acampada para evitar su conversión en destino de mochileros o de masas ávidas de tarifas 'low cost'. Los beneficios derivados de la explotación del turismo, la pesca del atún y su condición de paraíso fiscal han impulsado la expansiva política gubernamental. En 2008 el negocio hostelero generó 321 millones de dólares -222 millones de euros-, pero el país ya había sufrido varios ejercicios de retroceso en su crecimiento. Asimismo, Seychelles ha de hacer frente a la esquilma del mar, su otro gran sustento. El 75% de los recursos de la región están explotándose al máximo y el resto también padece un gran acoso comercial que cuestiona su supervivencia.
Alarmas encendidas
Los primeros coletazos de la recesión enfriaban ya las expectativas a corto plazo y la situación económica del archipiélago, habitado por menos de 100.000 personas de piel mestiza, había encendido todas las alarmas. En tan sólo una década, la desaforada demanda de créditos había convertido a las Seychelles en el país más endeudado del mundo. Frente al rígido control bancario aplicado por la Administración, el mercado negro reducía el valor de la rupia isleña a dos terceras partes de su valor.
Paralelamente, la concurrencia en el Índico de diversos edenes para sibaritas también acentuaba las complicaciones. Reunión, Madagascar o las Comoras aspiran al mismo mercado con precios más competitivos. Para contrarrestar esa amenaza, el ministerio del ramo ha organizado nuevas conexiones aéreas desde Sudáfrica y Kenya destinadas a seducir a los amantes del safari o campañas de promoción en la lejana Japón con el ánimo de atraer a la elite viajera. Mientras las agencias de comunicación enfocaban a la región para hablar de la piratería somalí, las autoridades locales movían todas sus fichas para evitar la catástrofe sin excesiva presión mediática. El gobernador del Banco Central dimitió en 2008 y, poco después, se firmaban acuerdos con el Fondo Monetario Internacional. El pasado verano, el Club de París condonado el 45% de la deuda contraída con sus miembros y reprogramado el resto a dieciocho años vista.
Las recetas de la institución financiera mundial requerían la liberación de la economía. La privatización del todopoderoso Estado y la reducción del elevado déficit presupuestario se acompañaban de reformas fiscales y la devaluación de la moneda. La nueva estrategia también contemplaba la desaparición de subvenciones y la reducción del empleo público, combinado que, en un territorio que ha de importar numerosos bienes básicos, comporta inevitablemente graves consecuencias sociales.
Malas perspectivas
A lo largo de 2009, la inflación en Islandia ha llegado a superar un impresionante 14%, pero es que en Seychelles ha alcanzado el 60% mensual, cifras que en África tan sólo la desnortada Zimbabue ha podido superar. El aumento del precio de los alimentos, los combustibles y fertilizantes ha agravado la situación de la población. Además, la reducción de un 25% de los ingresos derivados del turismo también enfría las perspectivas de recuperación en 2010.
Curiosamente, las previsiones del FMI auguran que la recesión anual llegará al 7% en ambas repúblicas o que el paro, muy reducido en las dos, podrá alcanzar cifras significativas en el próximo ejercicio. Enfrentados a una coyuntura compleja desde diferentes orígenes, la cuestión esencial es si también, paralelamente, el país de los volcanes y los géiseres y el archipiélago de la vainilla y la canela serán capaces de remontar el contratiempo que ha puesto en entredicho su aislada felicidad.