PAN PARA HOY

¿POR QUÉ NO?

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Queridos Reyes Magos de Oriente, no he sido ni bueno ni malo, como ocurre siempre, mi causa dependerá de quién opine, y de qué medio de comunicación lo publique. No sé si me corresponde por edad -está empezando ya a ser avanzada- escribir una carta sin dirección ni sello de correos y esperar que llegue a su destino, pero, ¿por qué no intentarlo? Lo único que os quiero pedir es que existáis, creo que sería bueno para todos, por no decir necesario. No por vuestro cargo real, eso es lo de menos, sino por vuestra condición mágica.

Sí, la magia es el ingrediente que nos falta desde hace mucho tiempo para reconciliarnos con nuestra propia existencia; magia que murió a manos del juicio, del análisis y del miedo. Me refiero a magia sin truco, a magia como cualidad que nos permite entrar en el universo de la fantasía. Es ahí, en las tierras sin materia donde todo es posible, incluso volver a sentir los aromas nada convencionales y faltos de lógica de la infancia.

Hemos pactado un convenio tan de mínimos que asumimos que hacerse mayor es dejar de soñar, dejar de jugar y dejar de escuchar los mensajes que nos envía la intuición. Todavía hoy seguimos quemando a las brujas en las hogueras, aunque no veamos el humo; son hogueras frías de palabras envenenadas por la envidia y el odio, pero destruyen igual. La ciencia y sus apóstoles 'punsetianos' van conquistando bajo el estandarte de la razón los inhóspitos parajes del misterio, creando fronteras y peajes que resulten infranqueables para el viajero soñador. Del resto, se ocupa Iker Jiménez, y ahí se acaba el cuento. Pues a mí se me antoja un cuento pobre, por eso necesito que existáis aunque nadie pueda demostrarlo. Y para fotografiar dos pájaros de una foto (si se me permite tunear el dicho), a nivel simbólico, es importante que venga alguien de Oriente Medio y que no sea sospechoso de pertenecer a una organización terrorista. ¿Porque es oro lo que traéis en el cofre, no? Pasen buen día.