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Una fosa, muchos destinos

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Durante años se pensó que Federico García Lorca había sido fusilado, como muchos otros, junto a las tapias del cementerio de San José de Granada. En España era un tema tabú. El misterio despertó el interés de investigadores románticos extranjeros, que llegaron a Granada en el friso de los cincuenta para escarbar en la misteriosa muerte del poeta. Entre Claude Couffon y Gerald Brenan se reparten el mérito de haber sido los primeros en documentar y publicar la versión que hoy está admitida: García Lorca fue fusilado en algún punto entre Víznar y Alfacar.

A partir de aquí se han construido muchas teorías. ¿En el olivo, en El Caracolar, en el Barranco? Estos lugares distan varios cientos de metros, pero sin salir de la misma zona. El testimonio más repetido ha sido el de Manolo 'El Comunista', el presunto enterrador. El primero que habló con él fue Agustín Penón, un investigador que recogió en un diario su estancia en Granada entre 1955 y 1956. No publicó ese material, que durante años estuvo en poder de Ian Gibson, que volvió a hablar con Manolo 'El Comunista'. Su versión coincide con el olivo y el monolito del parque de Alfacar, donde se ha excavado sin éxito. El material de Penón lo publicó Marta Osorio en 2001 y ahí aparece una variante: Lorca fue desenterrado y llevado a una fosa común en El Caracolar, a medio kilómetro del parque. Penón recoge la versión de Gallego Burín, miembro del Régimen.

Hay quien apunta a la posibilidad de que Lorca fuera desenterrado. Bien porque el Régimen quisiera evitar que lo encontraran o porque los Lorca llegaran a un acuerdo para recuperar los restos. Está confirmado que Franco ofreció a la familia exhumar el cuerpo de Federico en 1955 a través de José María Pemán pero la familia se negó. Hay que sumar las leyendas urbanas que aseguran que desenterraron a Federico tras pagar una importante suma de dinero y lo llevaron a una finca familiar en Nerja. Otras teorías apuntan a que el cuerpo del poeta descansa en el Valle de los Caídos.

La variante más novedosa y llamativa es la apuntada por un antiguo vicepresidente de la Diputación de Granada, que asegura que, cuando se hizo el parque de Alfacar, aparecieron restos. Según ese testimonio, los huesos fueron trasladados en sacos a otra parte. Lo cierto es que se ha excavado y nada ha aparecido allí.