Es noticia:
ABCABC de SevillaLa Voz de CádizCádiz
Opinion

El teléfono de 'Cayo Largo'

¿Para qué sirve la Ley de Protección de Datos si cada vez nos llaman a horas más intempestivas?

MAITE PAGAZAURTUNDÚA
Actualizado:

John Huston no podría haber rodado una película como 'Cayo Largo' (1948) en estos tiempos. No es que no haya historias sobre gente humilde de comportamiento admirable como los personajes de la joven viuda y su suegro inválido representados por Lauren Bacall y Lionel Barrymore. Hay, por supuesto, muchas posibilidades de introducir en los guiones a canallas como el que borda Edward G. Robinson interpretando al mafioso Johnny Rocco. Continúan siendo necesarios los descreídos, cansados y escépticos que, al final, arriesgan su vida, como el veterano de guerra Frank McCloud, al que da vida Humphrey Bogart. Siguen azotando los huracanes en Florida. Pero el teléfono en Cayo Largo, sobrio, casi épico, es imprescindible para el avance de la historia. Esto, desde luego, ha cambiado.

Las 'llamadas basura' nos invaden. Las funciones comerciales de promoción han degenerado y se abusa y se invade claramente la intimidad de todos nosotros. De hecho, ¿para qué sirve la Ley de Protección de Datos, si todos, a voleo, somos molestados? ¿Para qué sirve la Ley de Protección de Datos, si cada vez nos llaman a horas más intempestivas las operadoras de telefonía, que, además, tiran la piedra y esconden la mano, al hacerlo desde números ocultos?

He buscado alguna información sobre las 'listas Robinson' en las que se pueden dejar los datos personales para no recibir comunicaciones promocionales, pero no me ha convencido por varias cuestiones. La más importante porque, de forma general, debería ser justo al revés: que se apunte quien desee ser telepromocionado.

He oído contar el caso de una mujer que recibió una llamada de madrugada, se levantó a oscuras, adormilada, y al tropezarse con la alfombra se rompió la cara. No sé si es una leyenda urbana. He oído contar personalmente a otra que recibió una llamada de madrugada y al levantarse a oscuras y descalza se rompió dos dedos. No llegó a saber quién llamaba porque no alcanzó el teléfono. No es una leyenda urbana. Si llega a sus oídos el caso de otra persona que recibió una llamada a las dos de la madrugada, se sobresaltó al despertarse por el teléfono que sonaba, se levantó a oscuras adormilada y se fracturó dos dedos de forma severa por un golpe de camino al teléfono, no es una leyenda urbana. Me pasó a mí hace más de un mes, y no sé cuando me calzaré y podré pisar como antes. Llegué al teléfono, lo descolgué y escuché cómo una cinta grabada empezaba la letanía de una oferta de ADSL.

Cuando Lauren Bacall recibe una llamada en ese único teléfono del hotel casi al final de 'Cayo Largo', descuelga, escucha, cuelga, mira a Lionel Barrymore y le dice: «Está a salvo (Humphrey Bogart). Vuelve con nosotros». Ésa, desde luego, no era una 'llamada basura'.