Caos en Barajas

Hace un año una nevada colapsaba el aeropuerto de Barajas y dejaba tocada la red de transporte aéreo nacional. Doce meses después la historia se ha repetido y los responsables de la cosa no han aprendido ni sido capaces de lidiar con una situación ante la que ya sobran excusas.

Hay una diferencia, no obstante, con el año pasado, que saca a la luz la incapacidad de algunas entidades públicas y privadas para atender las mínimas demandas de sus clientes y administrados, que pone de relieve la pericia de algunos a la hora de cargar el muerto de su inoperancia sobre otros. Este año no leeremos a sesudos columnistas esparciendo sus frases hechas, tan gastadas como falsas, sobre todo un colectivo profesional.

Este año falta el recurso fácil, tanto como sobran los motivos para constatar que el año pasado se mintió y se vilipendió a un montón de profesionales que lo que realmente hicimos fue lo posible por minimizar el daño.

Este año no pueden culpar a los pilotos de Iberia. Tendrán que buscar otro chivo expiatorio. Seguro que lo encuentran.