Alberta Ferretti factura 300 millones anuales. :: ANTONIO CALANNI/AP
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La 'señora' de la noche

Extremadamente curiosa, la italiana Alberta Ferretti se consagra como la reina de los vestidos de fiesta, además de producir la ropa de Moschino, Jean Paul Gaultier y Narciso Rodríguez

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Es Alberta Ferretti una mujer de piñón fijo. Es fiel al color negro, a un peinado que ella misma se corta -lo lleva muy rubio, ondulado y corto desde hace diez años- y a la filosofía de la empresa que fundó hace casi tres décadas junto a su hermano Massimo. Huye de las tendencias y se refugia en lo atemporal. «Es imposible luchar frente a la fuerza de la tradición», admite. Ferretti ha explotado un estilo «femenino, sensual y contemporáneo». Se ha consagrado como la reina de los vestidos de noche con sus vaporosos y casi etéreos modelos de raso y gasa, recargados de pliegues y 'chiffon' y generosos en encajes transparentes, bordados y escotes pronunciados.

Temporada tras temporada, sus piezas recogen la inspiración grecolatina. La diseñadora italiana nunca ha traicionado sus principios. Ni en sus tristes comienzos, por la muerte prematura de su madre, ni ahora. Situada en la cima del éxito, es dueña de un 'jet' privado, un espectacular yate con el que rivaliza en metros de eslora y en sonoras fiestas con el de su colega Roberto Cavalli, además de una impresionante casa en la costa adriática, envidia de cualquier interiorista, y una colección de arte contemporáneo cada vez más revalorizada. Ferretti siempre ha tenido buen ojo.

Esta hija de modista que de niña jugaba con toda clase de retales confirmó sus dotes de visionaria al decidir producir ropa para otras marcas. A la muerte de su madre, que tenía un pequeño taller en el que confeccionaba «vestidos a medida», mantuvo la tradición familiar, pero no el negocio. «Soy una hija de la moda». Tras desistir de pasar por la universidad, abrió, a los 18 años, una boutique en la que vendía prendas de compatriotas suyas como Krizia, aunque ansiaba hacerse un nombre propio. A ser posible, con modelos como los de su añorada madre. «Todo se lo debo a ella». El amor por la vida, la moda y «la fuerza para enfrentarme a las dificultades». Nacida en la localidad de Cattolica, pasó gran parte de su niñez observándola mientras vestía a ricas turistas americanas que regresaban a su país arropadas con el estilo de la 'dolce vita'.

La preferida de Rania

La creadora preferida de la princesa Rania de Jordania y de celebrities como Uma Thurman, Angelina Jolie o la actriz española Maribel Verdú, de la que alaba su clase «sosegada e imperecedera», se la jugó. Extremadamente curiosa, siempre intuyó que una empresa sería incapaz de optimizar su potencial a través de una sola marca. La jugada le salió redonda, aunque «mucha gente» cuestionó su estrategia. «¿Cómo es posible que una casa de moda pueda producir ropa para otras?». Hoy sostiene un imperio. Además de disponer de una segunda firma más urbana y moderna -Philosophy- que ha convertido en su «campo de experimentación», controla el 70% de Moschino y produce las colecciones de Jean Paul Gaultier y Narciso Rodríguez. Es también la dueña de Pollini y Authier. Una poderosa máquina creativa y de hacer dinero -«un buen diseñador debe ser un experto en los negocios»- que le sirvió para facturar en 2008 casi 300 millones de euros a un holding que desde sus orígenes ha exaltado el poder femenino. «El 70% de mi personal es mujer», confiesa una diseñadora a la que todos los que la rodean la llaman «la señora». Y lo es por haber hecho de la discreción una forma de ser.

Jamás reveló la identidad de un escritor «muy elegante» y famoso que se le acercó en una cena y susurró: «No sé si para usted será un cumplido, pero no sabe a cuántas mujeres guapas he quitado sus vestidos de encima». Alberta calló pese a reconocer que es el mejor halago que ha recibido. Tampoco descubrió el nombre de la famosa que envió a una estilista en 'jet' privado a su boutique de Los Ángeles para hacerse con el último modelo de un vestido que se agotó nada más aparecer con él puesto Nicole Kidman en la portada de una revista de moda. Todas sucumben al 'fenómeno Ferretti', que ha fichado a Claudia Schiffer para promocionar su primer perfume. «Las famosas son el mejor escaparate», admite. Quizá, porque como cree la empresaria de moda española Isabel Fica, el «negocio» de Alberta consiste «en vender glamour».