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El portero del Almería interviene en una de las claras ocasiones de las que dispuso Abel Gómez, que ve impotente como el gol se le resistía al conjunto azulino una y otra vez en la tarde de ayer en el estadio de Los Juegos Mediterráneos :: CURRO VALLEJO
Deportes

Ahogados a orillas del Mediterráneo

Un gol en el último minuto impidió que el Xerez se llevara, al menos, un merecido empate

SALVA GALVÁN
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El fútbol fue ayer muy cruel con un Xerez que buscaba una nueva vida y acabó nuevamente ahogado. En esta ocasión a orillas del estadio Mediterráneo de Almería y tras nadar durante 89 minutos en busca de, al menos, un merecido empate. Y es que la entrada en el 2010 no le ha cambiado la vida a un Deportivo que continúa con sus mismas virtudes y defectos: se organiza y luchan bien cuando de lo que se trata es de defender, pero se lamentan una y otra vez de las ocasiones que fallan en la portería rival.

Ziganda cumplió con su palabra y dio entrada a Leandro Gioda para dejar a Aythami en el banquillo. La entrada del defensa central argentino fue la única variante en el once titular, con lo que se confirmó que al navarro le convenció lo que vio en El Sardinero pese a volver derrotado de Santander. Al igual que en Cantabria, a Almería también salió de inicio la mejor versión del Xerez; un equipo con llegada, con relativa fluidez en la zona ancha, con verticalidad por banda y con orden e intensidad a la hora de defender. Frente a ellos, se estrenó el nuevo Almería de Lillo, con mucha paciencia, sin prisas, buscando la elaboración desde el centro de la defensa, pero con ciertas lagunas sin el balón en sus botas.

En esos primeros minutos la balanza se decantó del lado de los azulinos, pues sacaban partido de los grandes espacios que los almerienses dejaban en el último tercio. Abel fue el epicentro ofensivo del equipo de Ziganda y tuvo las mejores ocasiones, pero al sevillano le falló otra vez la definición -carencia que viene sufriendo desde el primer partido de Liga-. El enganche xerecista tuvo la primera ocasión de adelantar a su equipo antes de llegar al minuto cinco de partido. Carlos Calvo se metió en el área y llegó a línea de fondo, desde donde pasó en corto a Abel. Al media punta apenas le dio tiempo a cargar la pierna y su disparo no encontró buena dirección. Pegó en un defensa y salió por línea de fondo.

Diez minutos después, otra vez Abel generó peligro. Esta vez contó con la colaboración de Chico, pues el central gaditano casi introduce la bola en su propia portería al intentar despejar un centro del xerecista. El balón se envenenó y Alves tuvo que sacar una de sus mejores estiradas para impedir que el cuero acabara en el fondo de su portería.

En ese primer cuarto de hora ni el Almería, ni Lillo se enteraban de que el encuentro estaba en juego, pues su primera aproximación seria a la portería que defendía Renan no surgió hasta pasado el minuto 17 cuando Piti metió un pase entre líneas para encontrar un buen desmarque de Corona. El rojiblanco trazó una diagonal desde la corona del área, pero le esperaba Renan con las dos rodillas clavadas en el césped y evitando que la jugada acabara exitosa.

La respuesta del Xerez fue casi tan efectiva como elegante, pues los de Ziganda respondieron al equipo de Lillo con su propia medicina, con una jugada de mucha elaboración, ocupando todo el campo, de una banda a otra y acabó con un pase atrás de Bergantiños y otro disparo de Abel que tampoco encontró puerta. Sí le pegó entre los tres palos el sevillano sólo un minuto después tras un buen pase de Mario Bermejo, pero el disparo no generó demasiados problemas para un Diego Alves que sacó los puños para no complicarse la vida.

Impulso almeriense

A medida que el crono se acercaba a la media hora de partido el Xerez fue perdiendo protagonismo, posesión y llegada en favor de un Almería que poco a poco lograba plasmar en el campo aquello que Lillo había dibujado en la pizarra: mucho toque y mucho centrocampismo. De hecho, el vasco apostó por una alineación sin ningún delantero centro nato. El problema es que al Almería ya le costaba circular la bola en defensa, sufría en el centro del campo y apenas alcanzaba a llegar con el balón controlado al área de los azulinos.

Tras el descanso la balanza siguió inclinándose en favor de los almerienses, que poco a poco fueron ganando metros y haciendo retroceder a un Xerez que en el diez de la primera parte todavía no había logrado fabricar una jugada de ataque. La presión de los locales hizo cambiar el estilo de juego del Deportivo, que para entonces se amparaban en el contragolpe, una buena opción siempre y cuando se materialicen las ocasiones. Algo que no hizo el Xerez al filo del minuto sesenta, tras un perfecto contragolpe que no supo finalizar Carlos Calvo. Bergantiños, Abel y Momo se asociaron al toque antes de que Carlos desperdiciara la ocasión más clara de los azulinos.

La que decidió el encuentro se hizo esperar, justo hasta el último minuto, cuando Ortiz apareció en la corona del área para recoger un rechace de Leandro y sacarse un zapatazo que entró pegado al palo y hundió a un Xerez que tendrá que esperar otro encuentro más para iniciar una nueva vida.