La utopía de vivir sin deudas
El Gastor, Benaocaz y Castellar capean la crisis sin deber un euro a los bancos
ARCOS. Actualizado: GuardarDeseo un Ayuntamiento sin deudas con los bancos. Con esta frase comenzarán la mayoría de los alcaldes de la provincia sus cartas a los Reyes Magos. Y es que los problemas económicos que la mayoría de ellos tienen, dificulta el funcionamiento de la institución y hace que más de uno no pegue ojo por la noche, pensando en que llega el día del pago de la nómina.
Esta situación de insomnio generalizada no afecta a tres regidores gaditanos que ya duermen a pierna suelta, en cuanto a lo que deudas con los bancos se refiere. Ese es el caso de la popular Silvia Muñoz en El Gastor y los socialistas Manuel Cabrera y Francisco Vaca, en Benaocaz y Castellar respectivamente. Estos municipios gozan de una economía saneada y se pueden permitir llevar al día sus pagos. En la localidad gastoreña la alcaldesa Silvia Muñoz lo tiene claro: «si tengo cuatro no me puedo gastar seis». Esta lógica aplastante es la que lleva a cabo en su gestión y eso es lo que le permite pagar entre el día 28 y el 30 a sus trabajadores y tener descuentos por pronto pago a los proveedores. Los cantos de sirenas de la financiación bancaria no llegan al balcón de los pueblos blancos.
El despacho de la Alcaldía de El Gastor se encuentra, curiosamente, justo encima de una sucursal bancaria de Unicaja. José Luis Menacho, portavoz del PA, recuerda que encontraron una situación complicada de deudas y «ahora tenemos claro que no vamos a abrir esa puerta», asegura.
Los vecinos de la localidad, sin embargo, no conocen la situación real de su Ayuntamiento aunque no padecen los problemas que tendrían de no ser un consistorio saneado. Un grupo de jubilados comentaba la situación frente a la casa consistorial. Uno de ellos aseguraba: «aquí somos gente de pueblo y tenemos claro que eso de endeudarte para tener más cosas hoy y embargar el futuro, no sirve para nada». Como respuesta, su compañero añadía que «hombre si tenemos esa situación, ahora hay que ayudar a la gente que le hace falta, ya ahorraremos en el futuro».
Otra gastoreña, una señora de unos 60 años de edad, lo explicaba claramente en la carnicería del mercado. «Llevo filetes de cerdo normales porque es lo que puedo comprar hoy, se que los hay mucho mejores pero para comprarlos tendría que utilizar dinero que me hará falta mañana para la bombona de butano». «En los ayuntamientos igual, como el dinero no es suyo pues se ponen a gastar lo que no tienen», aseguraba.
La fábula de la cigarra y la hormiga ha vuelto a materializarse en la provincia. Ahora, algunos ayuntamientos pasan necesidades económicas, una vez que se ha desinflado la burbuja urbanística y eso comienza a afectar al pago de las nóminas e incluso a los servicios.