Sociedad

Escurrió el bulto

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Al morir Albert Camus, Jean Paul Sartre escribió esta necrológica: «Él y yo nos habíamos enemistado: sin embargo, nuestras desavenencias -incluso sabiendo que ya no nos veríamos más- no significaban nada, no eran más que otra forma de 'convivir', sin perderse de vista en este mundo pequeño y estrecho en el que hemos sido situados». Asegura en el texto que nunca dejó de pensar en su antiguo amigo, cuyo mutismo respecto a determinados temas políticos le resultaba «a veces demasiado cauteloso y otras muy doloroso».

Considera a Camus «un cartesiano del absurdo», un moralista que vivió a contrapelo: «Su obstinado humanismo, a la vez puro e íntimo, austero y sensual, mantenía una lucha desigual con los acontecimientos de nuestra época, llenos de violencia y brutalidad». Pero la moralidad, insiste, «considerada en sí misma, supone una revolución y una condena al mismo tiempo». Cuando Camus descubrió el absurdo, argumenta, «la negación insensata del hombre», lo asumió, reflexionó sobre su destino casi insoportable, «y escurrió el bulto». Sin sentido, añade Sartre, porque, una vez vencida la tuberculosis que le amenazó, «la muerte le vino por una dirección completamente distinta».

A pesar de su duro desencuentro, Jean Paul Sartre reconoce en Camus «el intento puro y victorioso de un hombre de arrancarle a su futura muerte cada instante de vida».