Contradicciones
Actualizado:Ahora que Irán vive sumido en una permanente crisis política, y al hilo de todas las noticias que van surgiendo, puede ser oportuno detenerse en unos cuantos detalles que no dejan de ser significativos, y prueban las contradicciones del fundamentalismo y sus jaleadores. Parece paradójico que los grandes disturbios de Irán se produzcan precisamente en la fiesta de la Ashura, festividad sagrada del calendario Chií consagrada al duelo, la penitencia y la reflexión por la muerte de Husein, hijo de Alí, yerno a su vez del Profeta. La sangre no procede esta vez de las espaldas de los flagelados chiíes, sino de los muertos habidos. Fue un régimen dictatorial, pero laico, como el del Sha del Irán, quien prohibió esta manifestación pública de efusión de sangre penitente y de látigos y cadenas, que volvió a cobrar fuerza desde la instauración del régimen religioso de los Ayatolás, auténtica teocracia otrora muy arropada y protegida por el pensamiento progre, que dispensó al Ayatolá Jomeini en su exilio nada islámico, de una ciudad tan europea, occidental y cosmopolita como París, toda clase de efusiones, admiraciones y parabienes.
Cuando estalló la Revolución Islámica, allá por finales de los setenta, aquél baño de sangre y represión indiscriminada fue tolerado por los progresistas, que vieron en Jomeini el triunfo de lo auténtico frente a la occidentalización que el Shá intentó para Irán, consciente quizá del peligro de despertar a la bestia. Ahora, un Irán exaltado y radical amenaza por doquier, y habría que exigir responsabilidades morales a los que en el pasado engordaron al monstruo.
Un monstruo criado, educado e instalado en lo mejor del pensamiento occidental, como lo prueba el pasado de la mayoría de la vieja guardia ilustrada del yihadismo. Omar Faruk, el terrorista nigeriano que trató de destruir el vuelo 253 de la Northwest Delta Airlines, se formó en el University College de Londres, al igual que sus mentores ideológicos: Sayyid el-Quttub, ideólogo de los Hermanos Musulmanes, psicólogo y educador de formación occidental, o Abu Hamza al-Masri, ideólogo de Al-Qaida, ingeniero civil de formación británica que ejerció su influencia en el Reino Unido, o el mismísimo Mohamed Atta, jefe de los terroristas del 11-S, que cursó estudios en Alemania.