ETB
Actualizado:Este año era el primero que la televisión autonómica vasca, ETB, pertinaz predio del nacionalismo local, emitía el discurso de Navidad del Rey de España, que es el jefe del Estado también en el País Vasco. La innovación ha sido un éxito: 24% de cuota de pantalla (más público en ETB que en TVE-1), lo cual ha motivado el alborozo de quienes apoyaron la idea y, por el contrario, ha disparado las críticas de los hostiles, especialmente del ex gobernante PNV, antiguo titular de la cadena (porque aquí, como es sabido, las cadenas de televisión públicas son del partido que manda). Lo que dice el PNV es que tal éxito es falso, porque el año pasado ETB tuvo más audiencia a esa hora sin discurso del Rey (35%) y porque sólo el 13,5% de los vascos -eso es lo que dice Íñigo Iturrate- vio el discurso. Este último dato es baladí, porque ya se sabe que los porcentajes de audiencia televisiva no se compadecen con los porcentajes de ciudadanía global: muchísima gente no ve la tele. En cuanto a lo otro, el hecho de que ETB haya tenido menos audiencia este año que el pasado, tampoco afecta a la cuestión, porque es obvio que el discurso se podía ver en todas las cadenas a la vez, luego no cabe comparación de cuotas. Pero lo peor de todo es lo superfluo del problema. En efecto: ¿qué más da? Seguramente para entender esta polémica hay que vivir en el País Vasco. Eso precisamente es lo malo: que en nuestra vida cotidiana -y ya no digamos en la vida pública- hay demasiadas cosas que sólo se entienden si uno vive en tal o cual sitio, y dejan de entenderse en cuanto uno se desplaza unos pocos kilómetros. Es como si todas y cada una de nuestras comunidades se hubieran convertido en un Portugal para el vecino: esa tierra que está ahí al lado, habitada por gente que tiene nuestra misma cara, y de la que sin embargo -injustamente- apenas sabemos nada. Hoy todos somos Portugal para el prójimo, y este es uno de los no pocos sarcasmos que aquejan a las cadenas autonómicas, que no han servido para intensificar la comunicación, sino, con frecuencia, para limitarla.