Álex coloca la alianza en la mano de José María. :: AFP
Sociedad

Al fin del mundo por amor

Dos argentinos protagonizan la primera boda gay de América Latina y eligen Ushuaia para la celebración

BUENOS AIRES. Actualizado: Guardar
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Tras ocho meses de batallar contra la burocracia, una pareja de homosexuales argentinos se casó en Ushuaia, la ciudad más austral del país. «Estamos felices porque somos los primeros, pero no los últimos», comentaron los contrayentes. La boda entre Álex Freyre y su pareja, José María Di Bello, ha oficializado el primer matrimonio entre gays en América Latina y marca el inicio de una tendencia irrefrenable hacia la igualdad jurídica entre los sexos, a pesar de la beligerancia de la Iglesia contra estas uniones en todo el continente.

En México, el Congreso ha aprobado este mes una reforma del Código Civil para permitir el casamiento entre personas del mismo sexo, una conquista más sólida que en Argentina aún no se plasmó. Sin embargo, los mexicanos no podrán ejercer ese derecho hasta dentro de unos días: con la entrada del 2010. En otros países latinoamericanos existe la más precaria unión civil, no el tradicional matrimonio, que sí está vigente en España y otros países. Y no es que prefieran tener más resguardos legales, sino que las parejas del mismo sexo están decididas a obtener los mismos derechos con los mismos nombres.

«Estamos emocionados y felices por lo que esto significa para nosotros y para todos los gays y lesbianas de Argentina», celebró Di Bello. Detrás de ellos hay más de 30 parejas que exigen que se declare inconstitucional el artículo del Código Civil que registra como única fórmula de casamiento la unión libre de un hombre y una mujer.

Los novios se conocieron trabajando en organizaciones de lucha contra el sida. En un viaje a París, Freyre propuso matrimonio a Di Bello y éste aceptó. Sabían que la batalla iba a ser larga y que iban a estar muy expuestos, pero aceptaron el reto. «Fuimos en abril a sacar turno a un Registro Civil de Buenos Aires y no nos aceptaron. Entonces presentamos un recurso de amparo declarando la inconstitucionalidad del Código Civil que nos discrimina y la Justicia nos dio la razón. Tuvimos que organizar un casamiento de apuro», bromeó Di Bello. El fallo les sorprendió, porque otras parejas gays habían sido rechazadas en primera y segunda instancia.

Con la sentencia a su favor, sacaron un nuevo turno para la boda; esta vez el 1 de diciembre. Pero un nuevo fallo impidió la ceremonia y el Gobierno de la ciudad de Buenos Aires se declaró «impedido» para casar a la pareja. La sentencia favorable quedó en suspenso, a la espera del pronunciamiento definitivo de la Corte Suprema de Justicia que llegará en 2010. Por eso sorprendió el lunes la noticia del casamiento, celebrado finalmente en Ushuaia, provincia de Tierra del Fuego, más de 3.000 kilómetros al sur de Buenos Aires. Conscientes de que la gobernadora les apoyaría, la pareja se trasladó hasta allí para cumplir la sentencia judicial que autorizó el matrimonio. «No hice nada extraordinario. Sólo cumplí la ley», dijo la gobernadora Fabiana Ríos. Los novios saben que la luna de miel puede ser malograda con algún intento de nulidad, pero están convencidos de que el asunto ya no tiene marcha atrás.