Abdulmutallab (izda) posando en 2001 en Trafalgar Square con dos compañeros de su instituto. :: AP
MUNDO

Yemen clama ayuda contra Al-Qaeda

Saná asegura que hay entre 200 y 300 terroristas en el país árabe listos para atentar

NUEVA YORK. Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

El nigeriano de 23 años, Umar Faruk Abdulmutallab, acusado de intentar hacer estallar un avión estadounidense minutos antes de aterrizar en Detroit no es ni mucho menos el único militante radical islamista que ha recibido intenso entrenamiento por el fuerte aparato de Al-Qaeda infiltrado en Yemen. Una prueba de que el dato es manejado hace tiempo por las autoridades de EE UU es la intensificación de los bombardeos selectivos de aviones del Pentágono contra células radicales en el país árabe, el último precisamente la víspera de Navidad. Ayer, el ministro de Exteriores yemení, Abubakr al-Qirbi, aprovechó una entrevista en la BBC para alertar al mundo de que la organización terrorista está bien asentada en su territorio y entrena a un número considerable de militantes -entre 200 y 300- «y en estos momentos podrían estar planeando más ataques como el de Detroit», aseguró.

Al-Qirbi, que aseguró estar en estrecho contacto con los servicios de inteligencia estadounidenses, manifestó que su país tiene la determinación de derrotar a Al-Qaeda, pero que no está recibiendo el apoyo suficiente por parte de Occidente. «Tenemos que trabajar muy juntos para combatir el terrorismo. Si hacemos esto, el problema podría controlarse». El ministro también confirmó que el joven nigeriano estuvo residiendo en Yemen desde agosto hasta principios de diciembre.

El terrorista, que permanece en una cárcel de Michigan, se había desplazado a Yemen con el fin de estudiar en el Instituto de Lengua Árabe, tras lo cual se trasladó a Etiopía. Abdulmutallab ha reconocido al FBI que miembros de Al-Qaeda le entregaron la bomba y advirtió de que otros intentarán repetir su frustrado ataque dentro de poco.

Al-Qirbi también subrayó que la red terrorista es el principal objetivo de su Gobierno, por delante de los movimientos insurgentes que operan en zonas del sur y del norte del país. En las últimas semanas las fuerzas yemeníes, con el apoyo de EE UU, han llevado a cabo importantes ofensivas contra los seguidores de Bin Laden. El jefe de la diplomacia del régimen de Saná admitió que han recibido cierto apoyo, pero lo tachó de insuficiente. «Tenemos que ampliar nuestras unidades antiterroristas y esto implica poder ofrecerle a nuestra gente el entrenamiento necesario, equipamiento militar y rutas de transporte». EE UU y la UE «pueden hacer mucho en este aspecto», añadió.

Los medios estadounidenses siguen midiendo el alcance del ataque fallido al Airbus con nuevas revelaciones que avalan la fuerte implicación de Al-Qaeda. Dos de los cuatro líderes de la organización que idearon el plan a ejecutar por Abdulmutallab fueron liberados de la prisión militar de Guantánamo en noviembre de 2007. El dato dará que pensar a Barack Obama ya que una de las opciones más plausibles para acelerar el cierre del centro de detención pasa por el envío de un número importante de reclusos a prisiones en el país árabe.

Solo y deprimido

Mientras, emergen nuevos datos sobre la compleja personalidad del terrorista nigeriano más allá de sus declaraciones al FBI. Una investigación de 'The Washington Post' ha alumbrado su intensa actividad en diversos foros de Internet donde intercambiaba sus sentimientos sobre la vida, el amor y el matrimonio. «Me siento deprimido y solo. No sé qué hacer. No tengo amigos musulmanes de verdad», son algunas de las frases extraídas de los 300 correos escritos en Facebook y 'chats' de tendencia islamista.

Bajo el seudónimo de 'Faruk1986', escribía sobre sus estudios en lenguas árabes en Yemen, sus planes de solicitar la entrada en Standford y otras destacadas universidades estadounidenses, así como sobre su «dilema entre el liberalismo y el extremismo» como devoto musulmán. Pese a provenir de una influyente familia y sus frecuentes viajes, Abdulmutallab se revela como un ser atormentado por no encontrar un sentido a sus días. «No tengo a nadie con quien hablar», escribió, «a nadie a quien consultar, a nadie que me apoye».

En otros momentos sobresale un lado apasionado, como su viaje a Yemen, en 2005, para llevar a cabo, en principio, un curso de árabe. «Es sencillamente genial», escribía entonces. En otro momento se preguntaba ante un compañero de una página islamista: «¿Cómo se puede encontrar el equilibrio adecuado?». En una charla en clave religiosa reconocía sus problemas para memorizar el Corán y completar sus estudios islámicos al mismo tiempo.