Sociedad

El campo, in extremis

El agricultor va a estallar. Es cada vez más pobre y el fruto de su trabajo, cada vez más caro

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A qué consumidor se le puede pasar por la cabeza que paga por un kilo de patatas hasta el 1.200% más del precio que por el mismo kilo recibe el agricultor? ¿O el 1.733% más por un kilo de cebollas? ¿O el 1.213% más por otro de zanahorias, cuando estas hortalizas no requieren transformación? Así de mal están las cosas en el campo. El encarecimiento de los costes de producción, la caída de precios y la recesión económica han puesto en los dos últimos años al sector agrícola y ganadero al borde del abismo. Sólo en el último lustro, la agricultura ha perdido 124.000 empleos. La actividad aporta 40.000 millones de euros anuales a la economía nacional, el 2,5% del PIB, aunque gran parte de ese montante, el 20%, procede de las ayudas europeas. Grandes cifras para un campo que agoniza y para unos agricultores y ganaderos impotentes que ven cómo sus explotaciones se tambalean mientras las cuentas siguen sin cuadrar. Por eso regalan los productos en la vía pública o invaden a miles las calles de Madrid, como en la multitudinaria e inédita, por su unión sindical, manifestación de hace un mes. Se superaron todas las expectativas de la organización.

Los productores se han propuesto que su drama se aborde en las reuniones y cumbres más importantes de España y Europa, conscientes de que los próximos seis meses serán vitales. La ministra Elena Espinosa les ha prometido que durante la presidencia española de la UE hará lo imposible para que el sector sea declarado estratégico y reciba así una importante inyección económica. Zapatero les recibe mañana en La Moncloa.