Sociedad

Y después de la libertad, ¿qué?

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Para Alí, el homosexual iraní que ha encontrado refugio en España, nuestro país es «un paraíso». Todavía no se acaba de creer que los gays y lesbianas puedan casarse. Son muchas emociones de golpe. Su gran ilusión es encontrar trabajo y «encontrar una pareja para toda la vida». Con 36 años no quiere más aventuras. Busca estabilidad, que bastantes bandazos le ha tocado dar. En Irán estaba contratado por el servicio de empleo y no le faltaba dinero para comprarse unos calcetines. Hoy, ni eso. Vive en un albergue de CEAR (Comisión Española de Ayuda al Refugiado) y el 2 de enero se irá a la calle porque no puede permanecer allí más de un año. «No sé que voy a hacer...», reconoce con angustia. No todo es color de rosa. En cuanto al joven albino de Mali, Abdoulaye Coulibaly, hay que decir que todavía flota en una nube. Lleva nueve meses en Canarias y, salvo las cámaras de televisión y los fotógrafos, «no hay nada que le agobie». El futuro, como siempre, está abierto. Abdoulaye tiene estudios secundarios y, al igual que Alí, es posible que acabe hablando castellano por los codos. De ahí en adelante, tendrá que pelear duro para encontrar su lugar bajo el sol en España.