TIEMPOS REVUELTOSLLUEVE SOBRE MOJADO
El temporal de los últimos días pone en evidencia las fortalezas y debilidades de las infraestructuras del municipioLa Junta ha ofrecido a sus empleados de Justicia trabajar horas extra por la tarde; quizá debería haberlo hecho con parados
Actualizado: GuardarRecuerdo aquellas Navidades a finales de los noventa en las que medio término municipal de Jerez estaba bajo las aguas. El entonces presidente de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves, visitó el mismo 24 de diciembre por la mañana los lugares más afectados, mientras los helicópteros aún estaban rescatando a gente en puntos de Las Pachecas o La Greduela. La zona rural fue la más castigada. El río Guadalete se desbordó después de que, sin previo aviso, se abrieran las compuertas de los pantanos. Fueron unas navidades duras, casi catastróficas. Algo así como un milagro evitó la pérdida de vidas humanas, pero los daños materiales fueron muy cuantiosos y decenas de familias perdieron sus viviendas y negocios.
Por eso ayer un escalofrío me recorrió el cuerpo al comprobar que hay riesgo de que se desborde el Guadalete y de que tres pantanos de la provincia como Arcos, Bornos y Los Hurones han comenzado a desembalsar agua. Afortunadamente, han pasado diez años desde aquellas fatídicas inundaciones y en ese tiempo, incluso aquí en la provincia de Cádiz, se han construido las infraestructuras necesarias para evitar este tipo de catástrofes, pero es obvio que no todo está hecho y que hay veces que la fuerza de la naturaleza hace inútil cualquier intento por pararla. Uno de los casos más sangrantes era el de la barriada rural de La Greduela, cuyos vecinos estaban conectados con el mundo exterior a través de un puente del año de la polka que quedaba sumergido bajo el Guadalete a poco que creciera el caudal del río. No piensen que tenía una longitud como la del puente de San Francisco o el Carranza, son cien metros de puente que, por fin, fueron sustituidos por uno nuevo con una plataforma más alta que evita que la zona quede aislada cuando caen cuatro gotas.
Esta es una de las mejoras que se han conseguido pero en el debe todavía encontramos asuntos que, nunca mejor dicho, claman al cielo. Una de las iniciativas que aún no se han acometido es la limpieza del cauce del Guadalete. El río, maltratado por todos y yo diría que perdido para el medio ambiente y contaminado para los restos, acumula toneladas y toneladas de lodo, maleza y suciedad en su cauce y las riberas a lo largo de muchos kilómetros. Toda esa mierda contribuye a que se desborde a las primeras de cambio y, pese a haber un ambicioso proyecto de recuperación y limpieza, aún no se ha movido ni un dedo y el susodicho proyecto está perdido en los cajones de la burocracia, las licitaciones y la madre que parió al papeleo y a las consignaciones presupuestarias.
En el casco urbano de Jerez se notan mucho más las mejoras que se han acometido para evitar las vergonzantes escenas de las inundaciones que se repetían año tras año en nuestra ciudad. Con la que está cayendo estos días y en circunstancias como las anteriores, los vecinos de La Liberación ya hace varios días que habrían sido arrastrados por la corriente. El nuevo colector de la Zona Sur ha cumplido con la función para la que se ha construido y este año, por primera vez en mucho tiempo, nos hemos ahorrado tener que ver a las zodiacs navegando por algunas calles de nuestros barrios. Por otra parte, en el centro de Jerez se colocaron un total de 12 rejillas transversales a modo de aliviaderos en la avenida del Amontillado, plaza de la Constitución, calle Porvera, calle Pizarro, calle San Francisco Javier, hijuela de la Zorra y barriada San Valentín; unas obras de poca envergadura y presupuesto que, como ha quedado demostrado, también han amortiguado de forma notable los efectos de las lluvias torrenciales en el casco histórico de la ciudad. En definitiva, que como ha llovido sobre mojado tanto tiempo, algo hemos aprendido. Menos mal.