DE ZORRILLA A LA MAREA

LAS QUEDADAS

El encuentro navideño con amigos cambia de nombre pero contenido y ritual siguen intactos

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Quedan sólo unos días para que acabe este maldito año, que termina con un temporal que arranca de cuajo hasta los balcones, con sofás y tele incluidos. En esta ciudad, cuando el viento sopla lo hace con mala leche y hay que tener ojos en la coronilla para evitar que algo te caiga encima. Puede darse incluso el caso de que encuentres colgado de tu balcón los reyes magos del vecino de arriba y en tu tendedero el slip del que vive en el quinto. Eso sí, llueve o truene, no hay quien perdone las 'quedadas' de Navidad (empiezo a hablar como mi hija). El miércoles, mediodía previo al de Nochebuena, de Zorrilla a La Marea, hubo más de una, con el consiguiente atracón de medias jarras y los abrazos de quienes echan de menos su tierra, con los que se quedan aquí todo el año de guardia para que no la cambien. Es cierto que aquí el paro nos come por las esquinas, las mismas que sirven de cobijo a los que duermen bajo las estrellas, cuando las hay, porque hasta eso escasea. Es cierto que aquí no todo es Carnaval, aunque más de uno se empeñe en decir que en Cádiz todo es risa y cachondeo, y es cierto que queda mucho por hacer, aunque menos que ayer y más que mañana. No sé por qué cuando llegan estas fechas parece que todo es distinto, que Papá Noel llega de Laponia cargado de minutos de encuentros, sonrisas, recuerdos y deseos y en el camino pierde el saco de los despropósitos. Hay quien bromea y le pone barba a Gambrinus, el gordito de la Cruzcampo (que es el único que toca aquí), para tomarse sin remordimiento su buena dosis de Navidad. Luego ya se verá, un año por delante para tirar para adelante, como se pueda, porque eso si es cierto, aquí las miserias se esconden con dignidad, que no se note. No quiero enrollarme mucho porque hay compañeros en redacción esperando hoy mi artículo, porque si hay otra cosa cierta en esta ciudad es que aquí también se trabaja en Navidad, llueve o truene. Por eso, lo mejor es quedar con los amigos, lo que ahora llaman 'quedadas' y antes era tomarte un vaso. Olvidar los malos momentos y recordar los buenos en sorbos de cebada. El miércoles antes de la Nochebuena es el día ideal para reunirse, aunque con el riesgo de llegar a la cena tocadito del ala y con una fatiguita que no te la quita ni el Almax. Pero hay que aguantar el tipo y que a uno le quiten lo bailao.

Residencia 'Tiempo Muerto'

Los que vivimos cerca de la Residencia del Tiempo Libre o pasamos a menudo por allí vemos día a día el deterioro del edificio y como se cae a cachos. En este último temporal ha habido algunos pequeños desprendimientos que cayeron a la calle Muñoz Arenilla con suerte (esta vez) de no afectar a las personas que por allí pasaban. Es una pena que un edificio de esas características esté cerrado a cal y canto y nadie sepa decir a los ciudadanos cuándo comenzarán las obras de rehabilitación o, simplemente, si se va a mantener en pie o se va a tirar. Por eso me gustó el otro día la propuesta de UPyD en la que pedía por favor a las administraciones que se pusieran de acuerdo con este edificio porque de no ser así, ya he visto por allí merodear a 'okupas' que están dispuestos a dar uso a sus instalaciones mientras las administraciones se ponen de acuerdo en qué hacer.

De momento los plazos que en su día se dieron no se están cumpliendo y lo que en un principio parecía un proyecto sin mayores complicaciones, puede convertirse en un problema de difícil solución, eso sin contar que alguien se cuele por allí y ocurra una desgracia.

Las palomas

No es que esté en contra de las palomas (me traen muchos recuerdo infantiles en la plaza de España) pero lo cierto es que el descontrol que actualmente existe con estas aves hace que en algunas zonas de Cádiz campen a sus anchas con el consiguiente riesgo de infecciones de lo que se denominan 'ratas voladoras'.

Sin ir más lejos, la azotea del Centro de Salud de La Laguna está atestada de palomas que se introducen en sus aparatos de aire acondicionado o posan en sus ventanas dejando todo perdido de excrementos. Un foco de infección nada adecuado para un centro sanitario.